Javier Solórzano
Felipe Calderón sabe que el miércoles dio su mejor discurso desde que está en la Presidencia. El gran asunto es sí llegó a tiempo. Lanzamos dos formas de ver el Informe. Por una parte, es evidente que las cosas tienen que cambiar y la única forma de hacerlo es que se enfrente a los poderosos grupos empresariales y los cotos de poder sindical. No debe pasar mucho tiempo para saber sí esto va en serio o no. La otra forma de ver el discurso del Presidente es bajo la premisa de que después de tres años de gobierno no ha pasado casi nada.
Van tres años de calderonismo y seis de foxismo con muy poco qué presumir en materia económica. El discurso del miércoles es importante porque se reconoce que lo que se tiene que hacer no se ha hecho. Algunos de los 10 puntos tienen que ver con temas de campaña, otros pueden ser un conjunto de buenas intenciones y otros más forman parte de la imperiosa necesidad de cambio. ¿Está dispuesto Calderón a enfrentar a los grandes medios de comunicación? El asunto tiene que ver con muchos elementos que van desde la genuina democratización hasta una urgencia más: la competitividad y el dar paso a nuevos grupos que ensanchen la vida económica y discursiva.
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