Huizapol/ Myriam Vidriales
2009-09-04
Todos los días millones de padres de familia que acuden a guarderías y escuelas públicas de este país se suman a la simulación. Antes de entrar a la escuela, se ponen un tapabocas, que todos saben que no sirve para detener el virus de la influenza. Se embarran las manos de gel, las mismas con las que acomodaron la mochila, limpiaron el moco y peinaron a sus hijos. Miran mientras las maestras les toman la temperatura a los niños antes de entrar y apuntan celosamente los grados registrados. Millones de personas simulan que estas medidas “precautorias” sirven de algo. Millones simulan creerle al gobierno. Millones practicamos a diario y tempranito el deporte de la simulación.
Esta simulación también rodea el último acontecimiento político nacional: el discurso del tercer informe de gobierno del presidente Calderón. Ahora resulta esta retahíla insultante de lugares comunes es no sólo uno de los mejores discursos que el señor ha dado sino que además, gracias a ese texto, el país es otro.
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