Por Diego Petersen Farah / Grupo Milenio
Nunca nos acordamos de las cosas buenas que hacen los gobiernos. Del de Guillermo Cosío, que salió tan vituperado, menos. Pero una de las cosas extraordinarias de ese sexenio trunco fue un congreso de comunicación organizado por el gobierno del estado y presidido por don Eulalio Ferrer que convocó en Guadalajara, en enero de 1991, a grandes pensadores de aquella época: acudieron a la invitación de don Eulalio: Gaston Bachelard, Edgar Morin, Tomás Eloy Martínez, Eliseo Verón y la filósofa Victoria Camps entre otros. En una entrevista con la pensadora catalana, que además de brillante es encantadora, ésta dijo que el problema del mundo era que estaba gobernado sólo por hombres, o por mujeres que pensaban como hombres (el prototipo es éstas era Margaret Thatcher, que acababa de terminar un periodo de 11 años en el poder apenas unos meses antes). Los hombres, decía Camps haciendo una atinada caricatura, son de naturaleza obsesiva, mientras que las mujeres son de naturaleza esquizofrénica. Una mujer tiene varios roles al mismo tiempo, y sabe darles a todos la misma importancia: la mujer trabaja, es esposa, es madre, es hija, es amiga, y todo lo es simultáneamente. Un mundo gobernado por mujeres, concluía, será necesariamente más equilibrado.
Nota completa en: http://impreso.milenio.com/node/8577639
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