1) El futbol es un negocio. Y como tal, su objetivo primario, medio y final es el de multiplicar el dinero para sus promotores y beneficiarios.
2) El problema del futbol no radica en la calidad sino en la capacidad para generar utilidades. Alrededor de la participación de la selección de México en el mundial de Sudáfrica se ha tejido un negocio multimillonario: patrocinios, espots usando a los jugadores como top models para vender productos. Por eso corre la versión popular de que los seleccionados no saben jugar mucho futbol pero preparan unos emparedados deliciosos.
3) La clave del problema se localiza en el hecho de que las televisoras son simultáneamente dueñas de equipos de futbol. Por tanto, el negocio es tan redondo como un balón de futbol: una poderosa estructura de comunicación se dedica a promover el deporte para con ello multiplicar sus utilidades.
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