Los grandes medios de difusión impresos lo tratan ya muy poco como noticia -aunque los columnistas lo mantienen vigente-, alguna radio lo conserva en la discusión pero la televisión -fuente principal de información para el ciudadano medio- simplemente lo ha borrado de su agenda, con lo que pareciera confirmarse que si algo no aparece en televisión no existe o dejó de existir. Y es que a casi tres semanas de la aún no explicada desaparición del abogado panista, ex legislador y ex candidato presidencial, Diego Fernández de Cevallos -uno de los personajes con mayor influencia en los círculos de poder mexicanos-, el suceso pareciera haber perdido importancia, ser ya historia. Sin embargo, en el mundo real, el de la política del poder, la desaparición de un miembro de la élite dirigente, de “los que mandan”, es un hecho de la más alta significación.
El que la desaparición de Fernández de Cevallos sea objeto, entre otras cosas, de un empeño notable de las autoridades por sacarlo de los medios de información ha sido explicado como resultado de una petición expresa de la familia del influyente político con raíces en Querétaro para, supuestamente, facilitar una negociación en curso con sus supuestos captores (La Jornada, 1o. de junio). Sin negar lógica y valor a este argumento, también se puede suponer que está en el interés del gobierno de Felipe Calderón que se discuta públicamente lo menos posible el caso por sus implicaciones negativas para el régimen del que el desaparecido ha sido pieza importante.
Nota completa en: http://www.reforma.com/editoriales/nacional/558/1114693/default.shtm
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