Categoría: Encuestas
Etiqueta: Enrique Alfaro, Andrés Manuel López Obrador
Tema:
Género: Opinión
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Sofía Orozco
8 de junio de 2018
Sin tener certeza alguna sobre el futuro, y sin bola de cristal ni dotes de adivinación; las encuestas nos dibujan los posibles escenarios electorales a los que nos enfrentaremos después del 1 de Julio, y con mayor preocupación, después de diciembre, que es cuando nuestros flamantes elegidos comenzarán su periodo de gobierno tanto en la Presidencia, como en la Gubernatura de nuestro Estado.
Si las “predicciones” no fallan, aun con todos los temores, mandas, cadenas de oración, campañas de convencimiento, y demás recursos de una gran parte de los partidos y la población, Enrique Alfaro se hará cargo de gobernar Jalisco, y López Obrador, el País.
El nuevo escenario incluirá también renovación de gobierno en Chiapas, Guanajuato, Morelos (donde se perfila el famosísimo Cuauh), Puebla, Tabasco, Veracruz, Yucatán y Ciudad de México; así como 128 senadores y 500 diputados federales.
Así, con cierta incredulidad, es altamente probable que para esas fechas veamos al denostado “Peje” lucir la banda presidencial, mientras los mercados reaccionan, la Iniciativa Privada despierta a la pesadilla, y quienes votaron por otros candidatos comienzan a resignarse a vivir con esa realidad los siguientes 6 años. También es cierto, y hay que reconocerlo, habrá mercados que reaccionen positivamente, miembros de la IP que estén contentos y, como lo indican hoy las encuestas, muchos votantes felices y esperanzados.
Precisamente por ello, el reto no será menor: este mismo país nuestro, con todos los problemas y dolencias que ya le conocemos, pero encima profundamente dividido.
López Obrador tendrá que hacer más que magia para comenzar a unir todo lo que quedará despegado, y los Gobiernos estatales serán sus inmediatos interlocutores.
Para nadie es secreto que nuestro muy probable futuro Gobernador, de unos años acá no se habla con Andrés Manuel, y éste y su partido lo han tildado de “traidorzuelo”; todo por aquellos malos entendidos de 2012, cuando Alfaro alcanzó un segundo lugar en la elección como Gobernador, pero aun siendo afines, al “Peje” el impulso en el voto no le ayudó nadita, y fue Josefina Vázquez Mota la preferida.
Por desconocimiento puro, Andrés Manuel pareció ignorar que en Jalisco nos mandamos solos, y que desde que existen diversos partidos y candidatos, existe la opción del voto cruzado. Quienes en Jalisco se identificaron con el Alfaro de entonces, no necesariamente lo hicieron con su república amorosa; y eso, al parecer él lo leyó como “traición”.
Una aparente “traición” nunca aclarada que en este periodo electoral ha vuelto ríspida la relación y que podría desembocar, una vez colocados ambos en sus puestos, en una “tensa” relación institucional.
Enrique Alfaro ya ha manifestado en un video que respeta a Andrés Manuel, que respeta su historia y sus principios; y que, independientemente de querellas, faltaba más, él va a saber trabajar con quien sea el próximo Presidente de México. Faltaría ver si Andrés Manuel tendrá esa misma altura de miras.
Confrontados y todo, no deja de ser curioso que ambos coincidan en tantos aspectos que más que alejarlos, los unen a un grado cercano a “vidas paralelas”.
Ambos, después de años de lucha, van de punteros en las encuestas y están a un ápice de saberse los triunfadores.
Ambos tienen ese “factor” humano que lo mismo genera odio que pasiones. Unos los aman, otros los odian, pero muy pocos se mantienen indiferentes.
Ambos enarbolan su integridad personal y sus fuertes convicciones de “no robar, tener vergüenza y dar la cara” como principios básicos contra la corrupción, y como base de su proyecto político y eventual gobierno.
Ambos se han pronunciado como líderes de lo que está por venir: uno le ha llamado “La 4ta. Transformación del País”; el otro, “La Refundación”.
Ambos saben que para ello necesitan un gran acuerdo social; esperemos que primero entre ellos, también se pongan de acuerdo.
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