Censura
Clarín: entre la perversión y el saqueo
Homo Zapping
El Zappo
20 de noviembre 2016
El periódico Clarín llegó por primera vez a las calles de Buenos Aires el 28 de agosto de 1945. En poco tiempo se posicionó como el primer diario argentino, llegando a vender en la década de los 70’s más de un millón de ejemplares por día, y poco tiempo después convertirse en una de las empresas más importantes de Argentina.
Su fundador, el señor Roberto Noble, solía decir a sus amigos que no le interesaba un puesto político “porque ya que no puedo ser presidente, puedo hacer presidentes”. Tal como lo afirma Martín Sivak en su libro Clarín, el gran diario argentino, Editorial Planeta, Noble construyó su imperio sellando su pacto con el Estado y con políticos civiles y militares.
Durante 1976, año en que asume la peor y más siniestra dictadura militar, el Grupo comandado por su CEO, Héctor Magnetto, y la viuda de Noble, Ernestina Herrera, adquiere en obscuras y sospechosas circunstancias el papel prensa, a partir de ese momento pasa a ser no sólo un factor determinante en la política criolla y un formador de opiniones, sino también un monopolio condicionador de diarios opositores o periodistas independientes. Todo ello a través de las más de 275 repetidoras en radios, TV, Cablevisión y medios impresos a lo largo y ancho del país. Las últimas cuatro décadas son fiel testimonio de un periodismo sesgado, tergiversador y apartado del noble oficio de la profesión contestataria y audaz.
Pero el descarnado conflicto desatado a partir del año 2008 con los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, lo pasó a convertir en un pasquín amarillista, grotesco, que lejos de sus análisis y reflexiones serias y objetivas lo encaminaría no solo a un ejercicio sesgado y tergiversador de la profesión, sino también a un vulgar periodismo de guerra, tal como lo admitiera en reciente entrevista uno de sus principales editorialistas, Roberto Blanck.
No sólo no informa, sino que desinforma permanentemente en aras de una protección mediática inusitada al gobierno neoliberal de Mauricio Macri. Omite errores, horrores, corrupción demostrada en el mismo Congreso Nacional y exabruptos de un inepto gabinete de Ceos empresariales que lejos de “representar a sus votantes” demuestran el mínimo interés por gobernar, haciendo gala de una soberbia y un descarado enriquecimiento ilícito. De eso no se habla, parece ser la consigna inmediata cuándo sale a la luz pública internacional los Panamá Papers y las empresas fantasmas del Presidente Macri, las bolsas de dinero que sustrajeron a la vicepresidenta Gabriela Michetti, que jamás supo explicar el origen del mismo, o los favores recibidos por su primo, su mejor amigo en las extinguidas licitaciones de Obras públicas, así como también el conflicto de intereses que demuestran a diario casi todos los miembros de su gabinete, tal es el caso del controvertido Ministro de Energía, como también los negociados de sus impresentables Ceos que muy lejos de cumplir con las mentiras de la campaña electoral, no dejan de ejercer un plan sistemático de saqueo, depredación y nepotismo que sólo benefician a los sectores más ricos, dejando a la intemperie a la mayoría de los sectores vulnerables.
Clarín no duda un solo instante en tapar el sol con la mano al atacar de manera diaria y perversa a la ex presidenta de la Nación, Cristina Fernández de manera insólita ya sea por sus medios o sus políticos devenidos en denunciadores seriales como Elisa Carrió o Margarita Stolbizer. También lo hace por medio de su ¿periodista? estrella el claudicante camaleónico Jorge Lanata, con epítetos e insultos mayúsculos que evidencian una triste mezcla de misoginia y xenofobia, por supuesto con su cautiva y especial audiencia. No conforme con este festival de ofensas, más estas idas y venidas a Tribunales de la ex presidenta y de una impresionante cacería judicial y mediática nunca vista, el multimedio pone el acento en su anciana madre de 87 años con falsas acusaciones de su pasado, confisca la herencia de su hija Florencia y como prueba de su perversión mediática no duda en atacar a su nieto de sólo 4 años, Néstor Iván, al que acusan de robar crayones a sus compañeritos del jardín de infantes.
La instalación de la sospecha y la cacareada repetición de sus acólitos seguidores,-que sólo oyen lo que dice el multimedio- sin abocarse a la discusión o la reflexión de otra vertiente, además del patético papel de los denunciadores seriales en programas de TV con operadores mediáticos afines, entre ellos políticos que viven del erario público sin justificar jamás su vitalicia presencia, han producido una grieta difícil de extinguir, ya que la mentira, el cinismo y la constante infamia se han convertido en un sello característico de la editorial. Las falsedades del oligopolio nada tienen que envidiar a las máximas de Goebbels ni a las mentiras de los nefastos dictadores. Mientras tanto, el peor gobierno civil de la historia Argentina sigue saqueando y creando en su propio beneficio la deuda más grande que el país tuviera (más del 50% del PIB), encareciendo los alimentos en más de un 130%, dejando en la pobreza a casi 2 millones y medio de argentinos y causando el cierre de industrias y comercios que supieron de una existencia de más de 30 años. Todo ello de la mano de una derecha neoliberal que no sólo envilece todo tipo de debate político, sino que llevan a la región a un callejón sin salida. Llegó el tiempo de descuento para este gobierno neoliberal que, apoyado en las decisiones de Washington, hoy ve un impasse ante la tan declamada lluvia de inversiones por el triunfo del racista Donald Trump. Pero no podemos hacernos ilusiones ni esperar nada del gobierno neoliberal local, cuyos “expertos” sólo saben emitir deuda y transferir gigantescos ingresos de los sectores trabajadores a los más concentrados. Para evitar este vergonzoso saqueo, solo cabe la organización del pueblo de manera horizontal, sin políticos burócratas que defienden más su escaño o dieta que a sus representados, cuándo nos hablan de “cogobernabilidad, o de la pesada herencia”.
Cómo bien contestara ante esta embestida oficial, la ex presidenta Cristina Kirchner “si la herencia es tan pesada, prefiero que nos la regresen”.
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