Libertad de expresión
Agresiones contra periodistas o medios
“Caso Narvarte: se enañaron con Rubén y Nadia, no con las demás”, artículo de Témoris Grecko
Aristegui Noticias
Témoris Grecko
4 de marzo de 2016
La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal echó por la borda la oportunidad de demostrar que, si en el estado de Veracruz se dejan impunes los crímenes contra periodistas, en Ciudad de México sí se investigan honesta y rigurosamente.
La entrevista que la señora Indira Alfaro, madre de la joven Yesenia Quiroz, acaba de darle a Yuli García, de El Universal TV (ver parte uno y dos), no sólo pone en cuestión la honestidad de la PGJDF, sino que derriba un mito clave de los que ha propagado la dependencia del procurador Rodolfo Ríos Garza: la de que la violencia más brutal se dirigió contra la misma Yesenia y la chica colombiana Milé Virginia Martín, como una forma de hacer creer que el motivo del crimen sólo tuvo que ver con ellas, y que el fotoperiodista Rubén Espinosa, la activista social Nadia Vera y la trabajadora doméstica Alejandra Negrete habrían tenido la mala suerte de estar en el lugar y momento equivocados.
Ya se habían corrido algunos rumores de que esto era al revés: que Rubén y Nadia habrían padecido más. Pero hasta ahora, no se conocían declaraciones de testigos directos que lo afirmaran.
A Yesenia, dijo la señora Alfaro, no la torturaron ni la violaron. Precisó: “Nomás a Milé la lastimaron, a Nadia y a Rubén. Yo a Rubén sí lo vi muy golpeadito de su cara, porque ahí estaban todos los cuerpos cuando yo fui por mi Yesi. Su carita. Como que (a Rubén) lo golpearon de su cara. Hinchado. Nadia sí tenía su boquita abierta. Como que ella sí estaba viva cuando la estaban estrangulando. Sí se le veía su carita de que sí sufrió”.
El teatro se les cae solo
Contra la ley, los procedimientos legales y la ética profesional, de la PGJDF manó un arroyo de filtraciones, que fueron reproducidas como auténticas, sin crítica ni comentario, por el periódico La Razón y columnistas de otros diarios que sí venden ejemplares.
Así se quiso imponer una versión: Yesenia y Milé eran prostitutas y/o vendían drogas, y los asesinos fueron clientes sexuales y traficantes que tuvieron relaciones con ellas antes de matar a todos para robar un paquete de narcóticos. El que esas dos chicas hubieran sido torturadas y acaso violadas, en contraste con los daños relativamente menores que les habrían infligido a Alejandra, Rubén y Nadia, demostraría esta hipótesis.
Se descartaría, además, la que para muchos era la línea de investigación obvia: la de que el trabajo de Rubén, como fotógrafo especializado en movimientos sociales, y el activismo político de Nadia en contra del gobernador veracruzano Javier Duarte, podrían ser la causa del ataque.
Era público que los dos habían salido de Veracruz a raíz de que recibieron amenazas y agresiones por parte de lo que ambos identificaban como empleados del gobierno estatal.
Rubén había participado en las manifestaciones que denunciaban la imparable serie de asesinatos de periodistas. Tanto él como Nadia habían expresado sus temores ante quien los quiso escuchar, en privado e incluso en entrevistas por televisión, y habían señalado que si algo malo les pasaba, el responsable sería Javier Duarte.
Al respecto, la PGJDF actuó como quien tiene prisa por descartar una sospecha incómoda.
Cuando el desdén hacia esa línea de investigación hizo subir la presión, Rodolfo Ríos envió a un secretario a Xalapa para que le hiciera algunas preguntas generales al gobernador, que Duarte contestó con rapidez antes de salir a tomarse fotos sonriente porque, según él, había probado que no tenía nada qué ocultar.
Mientras tanto, las filtraciones continuaban, difundidas por los repetidores mediáticos del procurador.
Eventualmente, el teatro se les cayó solo. Los detenidos se desdijeron de las declaraciones que les había atribuido la PGJDF, asegurando que se las arrancaron bajo tortura. Las piezas no encajaban, faltaban pruebas; los argumentos eran incongruentes.
La calumnia de rigor
La señora Alfaro asegura que, al contrario de lo filtrado por la PGJDF, los perpetradores no destruyeron el cuarto de Yesenia en busca de lo que querían quitarle:
“¿Un robo? Para mí no fue un robo. Yo fui al departamento. Yo fui a su habitación. Yo lo vi normal. No como me lo habían platicado, que todo revuelto. Su clóset, todo estaba acomodado. Ropa, zapatos, todo. Los burós… todo, acomodadito. Tocador. Lo único que yo miré que sí estaba así fueron los tres cajones del tocador que era la ropa interior. Estaban muchos estuches… la mayoría, y eran más de 10 estuches, sin los lentes. O se los llevaron los que entraron dizque a revisar la escena del crimen o fue un modo de decir vamos a llevarlos para que se vea un robo”.
En cambio, “por las fotos que vi del cuarto de Nadia, ahí sí se ve que ahí sí hurgaron. A como vi el cuarto de Yesenia y de Nicole, algo bien diferente”.
La entristecida mujer denuncia que ha recibido maltratos de los agentes investigadores, que no le han preguntado cuestiones fundamentales, como detalles sobre la última conversación telefónica que tuvo con su hija, que estaba tranquila justo cuando –según la versión filtrada- debería haber estado haciendo el amor con uno de sus clientes-asesinos, o peor, cuando la deberían haber estado matando. También revela que quisieron evitar que viera el cuerpo, mostrándoselo sólo en foto, y que le han negado una copia del expediente judicial.
Con sus afirmaciones, Indira Alfaro destruye toda pretensión de honestidad en la actuación de la PGJDF, que además de desviar la atención con falsedades, no ha dudado en manchar la reputación de las víctimas.
Al estilo del Veracruz de Duarte: si de Fernanda Rubí Jiménez Salcedo, desaparecida en 2012, y de la periodista Anabel Flores, asesinada en febrero, las difamaron allá asegurando que su tragedia se debía a que tenían novios criminales, sin ninguna prueba, en Ciudad de México, la institución de Ríos Garza filtró que Yesenia y Milé eran prostitutas traficantes de drogas.
Chicas que se acuestan con los hombres equivocados: parece que, aquí como allá, es la calumnia de rigor para desacreditar a mujeres
0 Comments