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Andrea Legarreta: la estrategia gastada de un gobierno desesperado

Homozapping

Miguel Alejandro Rivera

01 Febrero 2016

 

-No pensé que un extranjero tuviera propiedades en esta isla. -Sí, y nosotros felices de que así sea, tristes estaríamos de que no hubiera inversiones de fuera. – ¿Por qué? – Porque los lugares prosperan con el talento de todos, nacionales y extranjeros. -Mmm, pero los extranjeros se llevan todas las divisas, ¿no? -Las divisas van y vienen, en lo que se refiere al Emir Karim, prácticamente las deja aquí, porque aquí se las gasta… -Bueno, cada día se aprende algo nuevo, ¿no? -¿Y hoy usted qué aprendió? -Que en verdad son necesarias las inversiones extranjeras. -No lo dude, sin menospreciar las nacionales claro.

El diálogo anterior pertenece a la telenovela Corazón Indomable, una producción de Televisa transmitida en 2013 por el canal dos. Sus 161 capítulos abarcaron de febrero a octubre, tiempo en el cual se discutía en la opinión pública la reforma energética de Enrique Peña Nieto, aprobada en diciembre de ese año.

Más allá de la implicación que pudiera tener dicho diálogo en el desarrollo del melodrama, claramente era un mensaje a la audiencia para romper con las críticas que históricamente la izquierda mexicana, economistas, intelectuales, e incluso un sector priísta, han realizado en torno al ingreso de la inversión extranjera en la industria petrolera, en ese entonces, todavía sector exclusivo de la explotación nacional.

Lo sucedido la semana pasada con Andrea Legarreta en el programa Hoy, donde intentó explicar algunas cuestiones sobre la economía mundial, no es algo nuevo, se trata de la estrategia de un gobierno que surgió y sobrevive gracias a sus profundos lazos con los medios masivos de información y entretenimiento. Mirar a los personajes de la farándula hablar de estos temas como si estuvieran actuando un diálogo de telenovela, parece un grito de ayuda de un gobierno desesperado.

Hasta septiembre de 2015, casi a mitad de su mandato y en el marco de su informe de gobierno, la popularidad de Enrique Peña Nieto bajó de un 40 a un 35% referente al informe trimestral que realiza la casa encuestadora Buendía & Laredo. Además, el estudio mostró que el 65% de los encuestados piensa que el país va por un muy mal camino.

Lo que sufre Peña Nieto es lo mismo que algún día sufrió Felipe Calderón: la falta de legitimidad de un presidente que por más que intenta no se legitima con nada. Después de las elecciones de 2012 y el caso Monex, las reformas no han ayudado ni al Ejecutivo ni al país; Tlatlaya, Ayotzinapa, Apatzingan, entre otros sucesos aún no esclarecidos, destrozaron todo intento de Peña por parecer un hombre de Estado: acostumbra irse al extranjero en tiempos de crisis; además la baja del petróleo y el alza del dólar no dan certidumbre a la sociedad.

Pareciera que el aparato gubernamental experimenta con esta especie de “mensajes subliminales” o quizá “superbliminales” (si es que eso existe, y si no ya lo inventaron), para convencer a los mexicanos de que las cosas marchan bien, en un intento de adiestrar a la gente como si fueran los perros de Pávlov, sólo que en lugar de salivar cuando suena la campana, las personas se tranquilizan si en la televisión dicen que todo va a estar bien.

Aunque posteriormente Legarreta hizo responsable a los productores de Hoy, sobre los contenidos del programa, y aún queda pendiente esclarecer quién pagó el comentario, desde hace tiempo el matrimonio entre política y espectáculo ya no puede ocultarse, como los muchos promocionales del Estado de México o Chiapas disfrazados de reportajes turísticos. Incluso, que una telenovela tenga locaciones en determinado estado de la república, literalmente, “no es de gratis”.

De cualquier manera esta estrategia es muy poco elegante y decorosa. Dice la máxima del sociólogo alemán, Jürgen Habermas que “todo comunica”, y esto no comunica más que la triste desesperación de un gobierno que no mitad de sexenio, no puede.

 

 

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La crisis de Televisa frente al ciberactivismo

 

Homozapping

Miguel Á. Elorza-Vásquez

01 Febrero 2016

 

El martes de 26 de enero, en el programa matutino de entrenetimiento Hoy, del Canal de Las Estrellas de Televisa, la pareja de conductores —y actores— integrada por Andrea Legarreta y Raúl Araiza protagonizaron un diálogo “casual” de casi 3 minutos, donde la conductora afirmaba que “no porque suba el dólar sube el precio de todo lo que las familias consuminos. ¿Quieren saber por qué? Nuestra economía vende productos a todo el mundo y entonces se vuelve más competitiva. Entonces vende más barato a todo el mundo y genera más empleos”. Luego, Raúl Araiza, sentenció: “el aumento del dólar no afecta negativamente nuestra economía familiar” (Ver video).

La conversación entre los conductores causó gran impacto en las redes sociales, generando burlas y críticas hacia los conductores y Televisa. Esta no es la primera vez que los usuarios de redes sociales emprenden contra alguno de los actores o conductores de Televisa, los mismos conductores ya habían sufrido las críticas pues ambos participaron en la controvertida campaña del Partido Verde Ecologista que, en las salas de cine, era recibida a chiflidos (Ver video). Eugenio Derbez es otro personaje que recibió críticas en las redes sociales por defender al Teleton y, en plena transmisión de éste, atacó a los ciberactivistas. (Ver video).

Pero el caso paradigmático de crítica desde las redes sociales a un personaje de Televisa es, sin duda alguna, el de López Dóriga, el principal conductor de noticias de esa empresa que recibió severas críticas a través de las redes sociales por la presunta extorsión del periodista a la empresaria María Aramburuzabala y por haber sido evidenciado por la revista Proceso por haber cobrado 237 millones por “menciones, campañas y entrevistas” a modo. Ante la prohibición de utilizar los micrófonos de Televisa para defenderse, López Dóriga recurrió a las redes sociales escondiendose detrás del prestigio de don Julio Scherer, fundador de Proceso, con un tuit insuperable: “lo hay que desde su falsa izquierda siguen al servicio del gran capital para sobrevivir #Proceso Don Julio volvería morir de vergüenza”.

Los usuarios de esa red social le recordaron a López Dóriga que el propio Scherer lo había calificado como “servil al presidente”, además, le dedicaron calificativos como “textoservidor” “extorsionador” y “corrupto”, junto con inumerables memes, generando el Hashtag #LópezDórigaMártir ante la afirmación del periodista de ser víctima de calumnias. Más de 20 millones de usuarios de twitter tuvieron interacción con el tema López Dóriga, donde más del 80% fueron tuits negativos para el conductor de Televisa.

La fuerza con la que en redes sociales se critica a Televisa y sus empleados reside en tres factores que, dicho sea de paso, fueron determinantes en la gestación del movimiento #YoSoy132 que, debe recordarse, surgió en las redes sociales donde se convocó a marchas que terminaron cercando las intalaciones de Televisa.

El primer factor es el de la naturaleza de las redes sociales que, según Jenaro Villamil en su libro Ciberdisidencias. De la Primavera Árabe a Snowden (Debate, 2013) funcionan como una plataforma de convocatoria, contrainformación, deliberación, documentación donde incluso se convoca a ciberrebeliones, a movilizaciones de audiencias deliberativas que influyen y crean agendas nuevas, alternativas a las de los grandes Mass Media. Así, siguiendo la argumentación del periodista y escritor, las redes sociales conducen al ciberactivismo cuyo planteamiento esencial es el de la “libertad de expresión y su lucha contra el control informativo de las sociedades”.

El segundo elemento de la fuerte crítica de los ciberdisidentes a Televisa y sus empleados es la manipulación de la información por parte de la empresa y la incorporación de la propaganda oficial disfrazada de opinión o información, estrategia publicitaria conocida como infomerciales. El uso perverso de propaganda disfrazada de “plática casual” quedó evidenciada en el tuit que Andrea Legarreta publicó el jueves 28 de febrero para defenderse de los ciberactivistas: “A ver… Les platico que en un programa de televisión los contenidos, menciones y secciones NO LOS ESCRIBIMOS los conductores… Y por lo tanto no todo son opiniones personales.. Cualquier comentario escriban a la producción de @programa_hoy”.

Este tipo de publicidad y su contratación está prohibido en el caso de partidos políticos o propaganda política desde la reforma de la Ley Federal de Radiodifusión y telecomunicaciones y la reforma al artículo 41 constitucional, que coloca como causante de nulidad este tipo de publicidad, pero hay un vacío legal cuando se trata de de propaganda gubernamental implícita insertada en el contenido de los programas.

Este vacío legal ha sido aprovechado por la administración peñanietista desde que el actual presidente era gobernador del Estado de México (2005-2011); el 25 de marzo de 2009, frente a las acusaciones y críticas del uso de una campaña de posicionamiento en infomerciales, Peña Nieto respondió: “No hay campaña del estado que esté inducida o que refiera a su servidor”.

Considerando lo anterior, es posible argumentar que la entrevista que Andrea Legarreta y Raúl Araiza le realizaron al presidente en 2014, en realidad se trataba de propaganda oficial disfrazada de ese género periodístico, para promover las reformas estructurales. Lo anterior toma más fuerza si se considera que durante 2014, la administración federal “pretendía gastar 5 mil millones de pesos en promoción; 44% de esos recursos de destinaron a las dos principales cadenas televisivas (Televisa y TV azteca)” y que, en 2013, el pago a esas dos televisoras fue de 4195 millones.

Así pues, la transmisión de propaganda oficial a través de las televisoras y, sobre todo de Televisa, no es nuevo y tampoco se trata de un secreto. En 1993, Emilio Azcárraga Milmo se asumió como un soldado del PRI y del presidente. Lo que sí es un secreto es el nombre de la dependencia que pagó por esa “plática casual” y cuánto costó.

El tercer factor que explica la contundencia del ciberactivismo contra Televisa y sus empleados, también lo evidencia el tuit de Andrea Legarreta por el que admitió el uso de propoganda oficial dizfrazada de “plática casual” sin ningun problema moral, cinicamente. Este posicionamiento moral, junto con el desprecio hacia su audiencia y a quienes la critican, se hizo patente en la ironía de su tuit frente a la crítica: “Jajajaja Tengo mucho que confesar que me he reido MUCHO!!!! Qué bien se siente la atención de tantos “intelectuales” #AhíLesEncargoLaOrtografía”.

El desprecio de Televisa hacia su audiencia tampoco es nada nuevo. También en 1993, Azcárraga Milmo declaró que “Qué México es un país de una clase modesta muy jodida, que no va a salir de jodida. Para la televisión es una obligación llevar diversión a ese gente y sacarla de su triste realidad y de su futuro difícil.”

Al asumir que su audiencia “no tiene otra manera de vivir o de tener acceso a la distracción más que la televisión”, Televisa ha disminudio la calidad de sus contenidos y los ha llenado de publicidad y propaganda gubernamental, como el 11 de abril de 2013, cuando en la telenovela Corazón Indomable, la protagonista Maricruz sostuvo un diálogo haciendo promoción a la inversión extranjera, previo a que la Cámara de Diputados avalara las reformas al artículo 27 constitucional que permite a extranjeros la compra de bienes inmuebles en playas y litorales del país. (Leer nota).

El ciberactivismo en las redes sociales contra Televisa es muestra del descontento de la sociedad por un modelo comunicativo de difusión de propaganda obsoleta y las virtudes que las redes sociales le ofrecen a una sociedad ávida de información y de contenidos de calidad. En este último sentido, a partir de la disminución en la calidad de los contenidos de Televisa y el desprecio por su audiencia, la empresa ha perdido rating, lo que los ha obligado a hacer una reestructura en aras de recuperar la credibilidad de sus informadores y a la audiencia pues, sin audiencia, no hay empresa ni político que pague por anunciarse. Hasta ahora, la reestructura de Televisa no ha funcionado.

 

 

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Caso Narvarte: Seis meses sin verdad ni justicia

 

Homozapping

Article 19

01 Febrero 2016

El multihomicidio ocurrido el 31 de julio de 2015 en la colonia Narvarte, en la Ciudad de México sigue sin esclarecerse. La Procuraduría General de Justicia local (PGJDF) se ha caracterizado por su desdén hacia las víctimas, reflejado en la falta de voluntad para continuar de manera diligente y exhaustiva con las investigaciones. De esta forma, la Procuraduría niega el acceso a la justicia y el derecho a la verdad para las familias de Alejandra Negrete, Mile Virginia, Nadia Vera, Rubén Espinosa y Yesenia Quiroz.

Hasta el día de hoy, seguimos sin conocer el móvil; tampoco la PGJDF ha querido profundizar en la línea de investigación relacionada con el activismo de Nadia Vera y el ejercicio periodístico de Rubén Espinosa. Mucho menos se ha querido confirmar o descartar, a partir de pruebas consistentes, la coautoría y participación de más personas en los hechos.

Con una narrativa errática, repleta de contradicciones y vacíos de información, la PGJDF genera más dudas que respuestas. A pesar de que formalmente la averiguación previa sigue abierta, en los hechos, los avances son nulos. A partir de la detención del tercer presunto responsable, la institución ministerial ha perdido cualquier interés en profundizar sobre los hechos y las circunstancias fundamentales.

En efecto no es del interés de la Procuraduría conocer la mecánica de los hechos al interior del domicilio donde se cometió el crimen; obtener la sábana de llamadas de los teléfonos celulares de Mile, Nadia y Rubén para geolocalizarlos; identificar a las personas que llamaron a los supuestos implicados antes, durante y después del crimen; y descartar grupos genéticos masculinos encontrados en el lugar de los hechos. Por otro lado, dos de los imputados alegan que fueron coaccionados para autoinculparse y se retractan de cualquier acción que los vincule con los hechos delictivos.

Todo lo anterior denota la falta de capacidad para construir una investigación seria, imparcial y objetiva. Desafortunadamente, el caso Narvarte es síntoma de una enfermedad más grande que afecta la calidad de las investigaciones y el consecuente abatimiento de la impunidad; es parte de una crisis en materia de procuración de justicia en la Ciudad que requiere ser atendida de manera urgente.

A seis meses del multihomicidio la única certeza es que la Ciudad de México ha dejado de ser un lugar seguro para periodistas y personas defensoras de derechos humanos en el país.

jakysahagun

febrero 5, 2016

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