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Caravanas con sombrero y dinero ajeno
Más por más GDL
Alejandro Velazco
1 de Junio 2015
El uso promocional de programas y obras públicas se ha vuelto una constante en las campañas electorales y los candidatos aprovechan la falta de regulación en la Ley Federal y en el Código Electoral Local
“Este programa es público, ajeno a cualquier partido político” parece ser una frase hueca y sin sentido; incluso muchas personas ni siquiera saben de qué se trata pues en los hechos los programas públicos son utilizados por los candidatos para promocionar su imagen y pedir el voto de los ciudadanos.
El tren ligero está inundado de publicidad del PRI con la leyenda “Con el PRI volvió la construcción del tren ligero”, mientras que durante el programa de rehabilitación de barrios tradicionales en Mexicaltzingo aparecieron lonas con las leyendas “así va a quedar Mexicaltzingo” y “Vota Villanueva”.
Mientras tanto, en Tlajomulco se pueden ver carteles presumiendo la entrega de útiles escolares desde que iniciaron los gobiernos de Movimiento Ciudadano. Y el Partido Verde presume la aprobación de ciertas leyes, y va más allá, entrega boletos de cine, tarjetas con dinero electrónico y mochilas para promocionarse. ¿Presumir una obra pública o un programa social es lícito?
Aunque la Ley Electoral de la federación contiene un apartado en su artículo 449 que prohíbe “La utilización de programas sociales y de sus recursos, del ámbito federal, estatal, municipal, o del Distrito Federal, con la finalidad de inducir o coaccionar a los Ciudadanos para votar a favor o en contra de cualquier partido político o candidato”, los partidos defienden que esto sólo aplica para la entrega de recursos públicos en programas sociales.
Es decir, la entrega de despensas, dinero o cualquier tipo de apoyo por parte de una dependencia de gobierno a nombre de un partido político es completamente ilegal, pero presumir que un partido estableció la entrega de despensas o un apoyo durante la gestión de un gobierno es un tema que se encuentra en el limbo jurídico.
A diferencia de otros códigos electorales, como el del Distrito Federal –en el cual está prohibida la adjudicación de programas de gobierno como un logro partidista– el código electoral de Jalisco y la ley federal en la materia no precisan nada al respecto.
Además, en 2009 el Tribunal Federal del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) consideró en un juicio que los partidos podrían incluir datos de programas u obras públicas como parte de sus campañas; aunque aún se han resuelto casos en contra de partidos políticos que incurren en estas cuestiones.
El principio democrático de la imparcialidad, que el Instituto Nacional Electoral tiene entre sus principios principales, versa sobre la obligación de que los procesos electorales cuenten con un equilibrio entre todos los candidatos, y evitar así el uso de recursos del gobierno en turno o de algún funcionario para favorecer a cierto partido o candidato. Este principio se ve violentado con la entrega de apoyos con fines partidistas, como lo establece la Ley Electoral, pero también con el uso de programas públicos en propaganda electoral, como lo dice el Código Electoral del Distrito Federal.
Esta es una manera “muy baja” de hacer campaña, pues los candidatos no se basan en sus propuestas sino en confundir a las personas diciéndoles que si su partido no llega al poder no van a concluirse proyectos como el tren ligero o la entrega de apoyos, considera el politólogo de la Universidad de Guadalajara, Harold Dutton.
Opinión
Harold Dutton, investigador de la Universidad de Guadalajara
“Tenemos que considerar que la ley prohíbe que estén con programas como despensas, vales, teles, útiles, eso está prohibido que lo entreguen en época electoral, nadie con excepción del Verde que está violando pero nadie está utilizando eso como gobierno. Ha estado mejor regulación, considera el politólogo de la UdeG, Harold Dutton.
“Ahora bien, el que los candidatos promuevan ciertos programas como de ellos, ejemplo la construcción de la Línea 3 del tren ligero como si fuera una cuestión del PRI y no del gobierno, o la entrega de útiles escolares como sí lo hubiera hecho MC y no el gobierno municipal, es algo muy bajo, aunque El Tribunal Electoral Federal dijo en su momento que los partidos son libres de decir que ellos son los que han apoyado esa clase de políticas, pero en lo personal es un nivel muy bajo de hacer propuestas para que votemos por ellos.
“La Línea 3 por ejemplo lo tenemos que ver como un proyecto de movilidad de Estado, y que lo traían también los panistas. Las gestiones las hizo el gobierno con el apoyo de otros partidos, no se trata de proyectos que nacieran del partido político como tal.
“En el tema de los útiles escolares, que también presume el PRI en su campaña, podríamos criticar si son buenas esas políticas públicas, y a mí lo que me preocupa es que creen esta sensación de que sí no votamos por ese partido político estos programas van a desaparecer.
“Además se está construyendo a partir de este tipo de políticas las propuestas de los candidatos, y así vemos que se están centrando en prometer que entregarán más cosas y que van a ser gratis, por ejemplo varios candidatos prometen becas para estudiantes. Son políticas sumamente populistas y a la larga nos van a llevar como Estado a la quiebra y lo único que generan es dependencia.
“En sí, ante este panorama de pocas propuestas, y la confusión que crean los partidos al colgarse de programas públicos de gobierno, no hay ninguna opción para que los ciudadanos se informen bien.
“El problema que tenemos no viene en relación con las propuestas que puedan hacernos los partidos, el problema principal que tenemos como sociedad es que realmente no hay mecanismos formales para que nuestras participaciones cuenten, lo único que podemos hacer como ciudadanos es buscar que haya contrapesos, no importa lo que el otro te prometa, porque como está ahorita el mecanismo, los partidos se corrompen, lo que pasó con el PAN, al que pongamos de va a convertir en un PRI. Lo que le duele a los partidos grandes, PRI y pan, lo que les duele es perder el dinero y las prerrogativas y no hay mejor forma de quitarles eso que votando por los partidos pequeños para que haya contrapesos y que en un futuro se empiecen a abrir”.
Las voces
Areli Cortés, estratega en comunicación política
Como publicidad funciona, ya que habla bien de lo que se hizo durante la gestión de su partido en el gobiernos y es una ‘prueba’ de que sí están haciendo las cosas. Sin embargo apelar a las acciones de obras pública realizada durante la gestión de tal o cual candidato pintado de cualquier color es olvidar que ese dinero con el que se realizan obras es el dinero de la gente”.
Paul Alcántar, politólogo
Es parte de la dinámica del juego de verdades que se da en cualquier campaña electoral donde se busca legitimar las acciones del gobierno al que representan y no creo que esté mal. Sin embargo esas verdades no son las absolutas ya que el gran tema no es saber qué gobierno hace más obra pública sino cuál es aquél que tiene una visión del bienestar común”.
Norma Navarro, periodista
“Los partidos se adjudican las obra y programas como si fueran dádivas del gobierno y no de nuestros impuestos y ellos sólo son los administradores del dinero público”.
Enrique Alfaro, candidato a alcalde
“El PRI ha apostado a confundir a los beneficiarios de programas sociales, diciéndoles que perderán todo si votan por otro partido. Eso es falso y también es lamentable que continúen con estas prácticas arcaicas, pues ningún programa tendrá modificaciones en sus beneficios o en su padrón”.
Sergio Ramírez, vocero de PRI Jalisco
“Es una referencia de comunicación que nos ha permitido ejemplificar que el PRI gobierna para construir y no destruye para gobernar”.
Mural
Jorge Narro Monroy
01 de junio de 2015
El próximo domingo tendremos comicios federales y locales. “Concurrentes”, se dice en el argot electoral.
Quizás no esté de más traer a la memoria algo de la información básica sobre el asunto.
- Hasta el 15 de abril, según el INE, la lista nominal de electores (conformada por los ciudadanos que pueden votar por tener credencial vigente), ascendía en Jalisco a 5 millones 513 mil 11 personas. Los jóvenes (entre los 18 y los 30 años) representan prácticamente el 30%.
- La Zona Metropolitana de Guadalajara (Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, Tonalá, Tlajomulco, El Salto, Juanacatlán e Ixtlahuacán de los Membrillos), no obstante constituir apenas 3.47% de la superficie total del estado, concentra 60% de los electores de la entidad.
- Elegiremos 125 presidentes municipales (con sus respectivas planillas de regidores), 39 diputados locales y 19 diputados federales.
- Los candidatos a presidentes municipales no van solos… compiten encabezando una lista de aspirantes a regidores o ediles.
Cuando el candidato a Alcalde resulta electo, su lista completa “entra” con él (se llaman regidores “de mayoría relativa”).
Si no gana, dependiendo del número de votos que haya obtenido (eso sí: no menos de 3.5 % del total) y de las regidurías disponibles, puede ingresar al Gobierno municipal como regidor, acompañado por alguno o algunos de los integrantes de su lista (llamados regidores de “representación proporcional”).
Me detengo en el tema de las regidurías “disponibles”.
Según el artículo 29 del Código Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Jalisco, en los municipios cuya población no exceda de 50 mil habitantes habrá once regidores: siete (incluyendo al Alcalde) que integran la lista que resultó ganadora y cuatro que se distribuirán, según la votación que cada uno alcanzó, entre los demás partidos contendientes.
En los municipios que tengan entre 50 mil y 100 mil habitantes, se elegirán nueve regidores de mayoría relativa y hasta cinco de representación proporcional. En los municipios con población de entre 100 mil y 500 mil habitantes, once de mayoría relativa y hasta seis de representación proporcional.
Finalmente, en los municipios con más de 500 mil habitantes, se elegirán trece regidores de mayoría relativa y hasta ocho de representación proporcional (es el caso de Guadalajara, Zapopan y Tlaquepaque).
- Entre los 39 diputados locales que elegiremos el domingo también hay de “mayoría” (20) y de “representación proporcional” (19). Los de mayoría son los que se alzaron con la victoria en cada uno de los 20 distritos en que, para efectos de comicios locales, está dividido el estado.
Los de representación proporcional (artículos 16 y 17 del Código Electoral del estado) provienen de un proceso complicado y complejo… Por principio, para esta elección todo Jalisco se constituye en una única circunscripción electoral (ya no en 20).
En segundo lugar, los partidos políticos presentan una lista de 19 candidatos “a elegir por la modalidad de lista de representación proporcional”, ordenada en forma progresiva (al que le quieren asegurar chamba lo ponen al principio; al que no le deben ni le temen nada, en el último…).
En tercer lugar: las curules son asignadas “alternativamente, dos entre los candidatos (de) la lista de representación proporcional y uno de los candidatos (de “mayoría”) de cada partido (que no haya ganado en el distrito por el que compitió, pero que haya) obtenido los porcentajes mayores de votación válida distrital, iniciando por la más alta”.
- Finalmente, elegiremos también a 19 de los 300 diputados de “mayoría” que tiene la Cámara baja del Congreso de la Unión.
Y los sufragios válidos que emitamos por ellos, sumados en una circunscripción (la Primera, de cinco que hay en todo el país) que comprende ocho entidades federativas, se traducirán en 40 diputados de “representación proporcional” (de los 200 que hay).
Nadie extrañará las campañas electorales
NTR El Diario de Guadalajara
Fernanda Carapia
1 de junio de 2015
Para los ciudadanos, la promoción de los candidatos en los medios de comunicación y en las calles es un derroche de dinero y pérdida de tiempo.
“Sólo se veía que uno le echaba al otro y el otro contestaba, es lo mismo de siempre, pura gastadera de dinero”, comentó Rodrigo Novelo.
Los candidatos y partidos se promocionaron hasta en la sopa, la ciudad se invadió de espectaculares y bardas con los logotipos y rostros de quienes contienden por un cargo de elección popular, incluso hubo quienes llegaron a la pantalla grande.
“Fue el colmo que hasta en el cine los tuve que ver, duraban hasta 10 minutos, mejor debieron pasar cortos”, señaló Verónica Castillo.
Cuando los actores de las próximas elecciones aparecían en radio o televisión, llegaban a ocupar seis minutos por comercial, pero de poco servía, pues su mensaje no fue escuchado por algunos.
“Mejor le cambiaba, me da coraje ver cómo tiran mi dinero”, expresó Paola Monroy.
De 14 personas entrevistadas, sólo dos aseguraron que las campañas electorales les ayudaron a definir su voto.
“Ya sé por quién voy a votar, en un principio tenía un partido favorito, pero con las propuestas que hicieron cambié de opinión”, dijo Rosalío Martínez.
Sin embargo, otros interrogados como Odaliz Vasavilbazo expresaron que el bombardeo de anuncios, mensajes y fotos no tuvieron mayor influencia. Faltan siete días para las elecciones y aún no sabe a quién darle su voto.
“Sí voy a ir a votar, pero todavía no sé por quién, no hay a quién irle, la verdad”, apuntó.
Otro medio de campaña fue la repartición de calcomanías, trípticos y volantes casa por casa. Por dos meses, los equipos de los diferentes candidatos visitaron colonias y fraccionamientos llevando las propuestas de los partidos. Poco sirvió. La mayoría de los volantes terminaron en la basura o sirvieron para anotar algún recado en la parte de atrás.
“Yo todavía tengo este de Sergio Chávez, pero porque anoté el teléfono de una amiga, era lo que tenía a la mano”, señaló Esbeidi González, quien tras pasar el número a su celular, desechó el volante.
Los ciudadanos se dijeron cansados de las promesas de los aspirantes: mejores servicios, calles pavimentadas, arreglar los parques, regularizar el paso del camión de la basura, entre otros.
“Pero nada más prometen y cuando uno les da el voto se olvidan de la colonia; aquí tenemos años con los baches y siempre prometen que los van a arreglar, y nada”, expresó Julio Miranda, quien vive en la zona Centro de Guadalajara.
Aunque hay un desánimo generalizado, de los 14 entrevistados, sólo dos afirmaron que no irían a votar, tres más están indecisos, pero el resto aseguró que el próximo domingo acudirá a las urnas. “Es una obligación y si no, siempre van a hacer lo que quieren”, acotó Guillermo Mendoza.
La frase:
“Sí voy a ir a votar, pero todavía no sé por quién, no hay a quién irle, la verdad”
Odaliz Vasavilbazo
No convencen candidatos a votantes primerizos
NTR El Diario de Guadalajara
Jessica Pilar Pérez
1 de junio de 2015
Aranza y Abril votarán por primera vez este 7 de junio y ningún candidato o partido político las convenció.
Estas jóvenes están informadas de las diferentes opciones, escucharon a los candidatos en los debates, leyeron sus propuestas, y aun así, ninguno las cautivó.
El Instituto Nacional Electoral (INE) informó que en el país hay 842 mil 644 nuevos votantes, y Jalisco cuenta con 7 por ciento de éstos.
Para estas elecciones, en el estado hay registrados 58 mil 614 jóvenes que llegaron a la mayoría de edad entre el 1 de septiembre y el 7 de junio, y todos pueden votar.
A sus 20 años, Aranza Guerrero Ugalde ejercerá hasta ahora su derecho a votar porque en las elecciones anteriores cumplió la mayoría de edad cinco meses después.
Esta estudiante no piensa dar el voto si no está convencida de las propuestas, y si esto persiste, lo anulará; dice que así quiere ayudar a generar estadística de quienes no están satisfechos.
“Si voy a votar y no estoy 100 por ciento convencida de algún candidato, no tengo por qué regalarle mi voto”, aseguró Aranza.
El único sufragio que sí está segura de otorgar es el de diputado local del distrito 10, y lo hará por el independiente Pedro Kumamoto.
“No hay un candidato que me haya identificado en todas sus propuestas que me hayan convencido al 100 (por ciento), ha faltado mucha propuesta por parte de los mismos”, aseveró.
Aranza está molesta porque no observa que los ahora candidatos puedan hacer la diferencia y mejorar.
Explicó que la estaba convenciendo el panista Guillermo Martínez Mora para votar por él para alcalde de Zapopan, pero se desilusionó cuando el empresario se negó a transparentar todos sus bienes.
Abril Aguilar Pérez cumplió 18 años en julio pasado y está decepcionada porque no ha encontrado al candidato que pueda hacer el cambio que se espera.
Se autocalificó como una persona informada e interesada en la política, y hasta el momento nadie la ha cautivado.
“He estado analizando varias cosas desde tiempo atrás y como que no me convencen mucho (los candidatos), no me ha llegado alguien que diga ‘éste yo creo que sí va a hacer un cambio’”, precisó.
Abril, quien aseguró que antes de la elección tendrá decidido su voto, criticó que las campañas hayan caído en descalificaciones, en “mucho rollo” y poca propuesta.
“Siento que (hizo falta) un poquito menos de publicidad y más propuestas verdaderas, que se demuestre con hechos que se está trabajando”, insistió.
Manifestó que los candidatos son una imagen, pues en realidad son los partidos los que deciden.
En contraste, el consejero electoral, José Reynoso, señaló que el sufragio juvenil es esperanzador porque son la siguiente generación que les tocará gobernar.
“Son los que van a votar, incluso a ser candidatos en el 2018, entonces, yo los noto entusiasmados”, comentó.
Rebasa realidad expectativa
Los académicos, al igual que los consejeros electorales, coinciden en que los jóvenes están entusiasmados por votar, aunque Aranza y Abril no opinan lo mismo.
Jesús Ibarra, investigador del ITESO, dijo que los jóvenes son los que van a votar con más entusiasmo y tienen más compromisos ideológicos porque están menos desencantados.
“(Ellos) están menos desencantados que los que ya tenemos cierta edad, que hemos ido a votar muchas veces y creemos que esto no cambia”, puntualizó.
Rodrigo Solá Villalobos, socio consultor de Eycom Consulting e investigador de la UP, calificó el voto juvenil como frágil porque pueden evitar ir a las urnas por cualquier otro evento.
“La actitud de los jóvenes no ha variado mucho, los jóvenes de primer voto sí tienen ganas de salir a votar, pero tampoco son ansiosos en votar”, precisó. “Si un día se levantan motivados, entonces trabajarán mucho por sus ideales, pero si sale un plan más atractivo, incluso dejarán de ir a votar”, precisó.
Explicó que el primer voto es importante porque las estadísticas dicen que el joven que votó por X partido tiende a repetirlo en las siguientes elecciones.
En cifras:
5 MILLONES 513 mil 011 jaliscienses pueden votar este 7 de junio
842 MIL 644 electores de 18 años en el país
58 MIL 614 electores de 18 años en Jalisco
NTR El Diario de Guadalajara
Guillermo Ortega Ruiz
1 de junio de 2015
Entramos a la recta final de las campañas rumbo a las elecciones que tendrán su momento culminante el próximo domingo 7 de junio. A lo largo de las últimas semanas hemos sido espectadores pasivos del espectáculo –a veces ridículo y lamentable– que suele acompañar los procesos electorales. Han sido dos largos meses de ataques, descalificaciones, promesas irrealizables y palabras huecas que han ocupado los tiempos de la radio y la televisión, las páginas de los diarios y los anuncios espectaculares, así como la propaganda política que ha inundado calles y avenidas.
En un ambiente de violencia cruenta, impunidad galopante y escándalos de corrupción hemos observado la pasarela de políticos de todos colores que, con un cinismo inquebrantable, se han transformado ante nuestros ojos –gracias a la magia del fotoshop y la mercadotecnia–, en personajes de cuento dispuestos a hacer hasta lo indecible para conquistar nuestro voto.
Guerra sucia
Si bien es una práctica que prevalece en todas partes –“mal de muchos, consuelo de tontos”, diría mi madre–, no deja de ser lamentable que las campañas hayan sido un chiquero en el que hemos visto revolcarse a los políticos. Inescrupulosos como son, los candidatos han mostrado su habilidad para convertir mítines, debates, discursos y apariciones mediáticas en un lodazal plagado de mentiras y verdades a medias.
El único que no ha visto la guerra sucia es quien tendría que haberla advertido y sancionado, para evitar el cochinero que se hizo patético en la última semana. Como si viviera en otro planeta, el despistado presidente del instituto electoral de Jalisco, Guillermo Alcaraz Cross, dijo hace unos días –con una cómica seriedad– que “no encontramos guerra sucia” pues “solo se presentaron 200 quejas” y eso “no es alarmante”. El reporte elaborado por el ITESO y la UdeG lo trajo de vuelta a la Tierra.
¿Quién ganará?
La guerra sucia se ha centrado en Ricardo Villanueva y Enrique Alfaro, candidatos a la alcaldía de Guadalajara. Villanueva, abanderado del PRI y delfín del gobernador –cuyo cuidado e imagen fueron encargados a dos fieles sabuesos del reino–, y Alfaro, representante de Movimiento Ciudadano, quien dice encarnar una candidatura ciudadana aunque ya pasó por las filas del PRI, el PRD y MC, además de haber recibido el apoyo del ex gobernador panista Emilio González, a quien expulsarán del PAN.
¿Qué tanto afectarán a los contendientes los ataques? ¿Incidirán realmente en el resultado de la elección? Me parece que suponer tal cosa es apostar a la ingenuidad del ciudadano. Pienso que, lejos de ello, el votante es ya un actor suspicaz. Sabe que todos los políticos tienen cola que les pisen e intuye que los dardos venenosos lanzados de última hora forman parte de una estrategia electoral.
Abstencionismo, la clave
Si bien las encuestas ofrecen datos contradictorios respecto a quien será el ganador, todas apuntan a que el enemigo a vencer es Alfaro, lo que explica por qué ha sido el blanco de casi todos los golpes. Movimiento Ciudadano ha mostrado fuerza en Guadalajara, Zapopan y Tlajomulco. Sin embargo, es necesario subrayar que las encuestas no deciden elecciones; con frecuencia, sus pronósticos no se parecen nada, al resultado final de la votación.
Según analistas, las elecciones serán definidas por el abstencionismo. Si el abstencionismo es alto, el beneficiario será el PRI, cuyo voto duro lo puede hacer ganar. En cambio, una votación copiosa daría más margen de triunfo a Movimiento Ciudadano. Todo lo que abone a una baja participación: miedo, duda, decepción –incluido el más reciente episodio del payaso Lagrimita– servirá a la causa priísta.
Las alianzas también son importantes. En la elección de 2012 la alianza PRI-PVEM fue determinante para la victoria de Aristóteles Sandoval, aunque vale recordar que el priísta perdió en Guadalajara, donde Enrique Alfaro ganó todos los distritos.
En juego 2018
El resultado de la elección es relevante de cara a 2018. Un triunfo de Alfaro no sólo generará un factor de riesgo e incomodidad al gobierno de Aristóteles –cuya gestión estará permanentemente bajo la lupa–, sino que en automático lo convertirá en el candidato a gobernador con más altas posibilidades de triunfo dentro de tres años lo que, como hemos visto, el PRI no parece dispuesto a tolerar. ¿Podrá pararlo?
Verba volant, scripta manent
NTR El Diario de Guadalajara
David López García
1 de junio de 2015
El voto es la herramienta de participación ciudadana más consolidada en México y se puede ejercer de distintas formas. De cara a la jornada electoral del próximo domingo vale la pena detenerse a reflexionar sobre los distintos tipos de voto que existen y que los ciudadanos pueden utilizar.
En primer lugar se tiene el voto duro, que es el voto que los militantes y simpatizantes de cada partido político otorgan de forma automática al candidato del partido de su preferencia. El voto corporativista es aquél en que los miembros de una corporación o agrupación de personas otorgan en bloque a un determinado candidato o partido político. El voto ideológico se da cuando un ciudadano vota por un partido porque representa la opción ideológica con la que se identifica más, por ejemplo, de izquierda o de derecha.
Se puede votar a favor del partido que se encuentra actualmente en el cargo por considerar que ha hecho un buen trabajo. Por el contrario, el voto de castigo se presenta cuando el votante considera que el partido que está al frente de la administración hizo un mal trabajo y por lo tanto decide castigarlos y retirarles su voto.
El voto dividido se presenta cuando un elector vota en una misma elección por candidatos de diferentes partidos políticos para diferentes puestos. El voto útil se usa para sacar al partido que está en el cargo en ese momento. Con ese fin, aun cuando normalmente no lo harían así, el votante le otorga su voto a la opción que tiene las mejores posibilidades de ganar.
El voto inercial se da cuando los ciudadanos votan en automático por la opción por la que han votado siempre, sin hacer un mayor razonamiento de su voto. El voto ganador se da cuando los ciudadanos votan por el candidato que los medios de comunicación dan por vencedor, porque el ciudadano quiere estar del lado ganador y no del perdedor. El voto contextual se da cuando se decide votar en función del momento político que se vive en general.
El voto personalizado o por el candidato se presenta cuando un ciudadano vota por un candidato en particular porque le parece la mejor opción, independientemente de que jamás votaría por el partido político que lo está postulando.
También hay formas de utilizar el voto que representan delitos electorales y deben ser denunciados. El voto de hambre se genera aprovechándose de las carencias económicas de ciertos sectores de la población. Se da cuando los votantes se comprometen a otorgar su voto a cambio de una dádiva como una despensa o dinero en efectivo. Otro caso es el voto de miedo, que se presenta cuando el elector emite su voto motivado por una serie de temores, intimidaciones o amenazas. Por ejemplo, cuando se amenaza con perder la fuente de empleo si determinado candidato pierde.
Existen formas de utilizar el voto que pueden ser consideradas como un acto de protesta. Un ejemplo es el voto en blanco, que se da cuando el elector deposita su voto en la urna sin haberle hecho ninguna marca. En México el voto en blanco no tiene ninguna consecuencia jurídica, simplemente no cuenta. Sin embargo, existen democracias en las que si gana el voto en blanco la elección se tiene que repetir con candidatos diferentes.
El voto nulo se presenta cuando un votante marca dos o más opciones de la boleta, o si no se puede determinar con claridad la intención de su voto. Resulta difícil determinar con exactitud cuántos votos nulos son efectivamente una protesta y cuántos son simplemente errores de los electores.
Por último se tiene el abstencionismo, que es simplemente no acudir a las urnas y no votar. El abstencionismo también se puede interpretar como una protesta contra los partidos y los candidatos. También se puede deber a la falta de interés de los ciudadanos para participar en la jornada electoral.
Desde este laboratorio hacemos un llamado a los lectores para que participen en la jornada electoral del próximo domingo. Sea cual sea el sentido de su voto, es importante que se razone con detenimiento y se ejerza con responsabilidad. Pero sobre todo, es fundamental hacer uso de las herramientas de participación ciudadana con las que se cuenta.
*David López García es coordinador de Investigación del Laboratorio de Innovación Democrática
david@innovaciondemocratica.org
Volado 2, disparejo 3, y con cuatro o más, ¿Cómo se llama?
La Crónica Jalisco
Jorge Higareda Macías
1 de junio de 2015
Ante el gran triunfo democrático de nuestra justicia federal electoral, que nos regaló a un candidato más para pegar su foto en la boleta de Guadalajara, hoy reflexionamos sobre la conveniencia de tener más o menos opciones en una elección democrática. Definitivamente es un tema con muchas aristas y puede ser abordado desde muchos puntos de vista; pero, ante las limitaciones de espacio, únicamente sopesaremos el valor que aportan a unas elecciones como las nuestras, en nuestro país, estado y municipios, la existencia de muchos partiditos que están en busca del registro, o en el caso de algunos otros, de mantenerlo. Y en otra ocasión comentaremos cuánto aportan, o no, la inclusión de las candidaturas independientes a nuestra democracia.
El meollo del asunto y que le parte el queso a nuestro sistema de partidos es la obligación constitucional de otorgarles presupuesto. En algún momento de la historia fue una acción válida y quizá hasta necesaria, pero con el tiempo ya se ha convertido en un flagrante abuso económico que hoy es juzgado muy duramente por las opiniones que se vierten en las redes sociales, los grandes se han dividido en bloques que pelean por su rebanada del pastel, y si no ven claro, el siguiente paso es la búsqueda de la creación de nuevos partidos, que se percibe como la ilegítima creación de una franquicia que genere utilidades aprovechando las reglas actuales que rigen (¿hacen fácil?) la creación de un partido; creo que la mayoría coincide en que todo partidito nuevo nace con el estigma de que nos cuesta a todos y no viene a ofrecer nada nuevo, sino a colgarse al presupuesto, pero con la esperanza de que el renombre de las celebridades que lo integren, logre el registro.
Ya en la elección, el juego de los minipartidos es: primero, conservar el registro; segundo, aportar sus 3 o 4 puntitos a otro partido y competir en coalición, previa negociación de a cómo les tocará en la repartición para la campaña; tercero, en caso de llegar al poder, hay que ver qué puestos y en qué niveles le corresponden por su aportación a la victoria; y cuarto, el sueño e ideal de todo miembro de la chiquillada, que sus puntitos pinten como diferencia valiosa en el congreso, cual sea. Y entonces se convierte en partidito bisagra, facilitador de la negociación, palanca para empujar acuerdos y reformas; y… Hemos creado un monstruo, que con menos presupuesto que un partido “grande” se convierte en la última coca del desierto. Claro, no todos llegan a esta cuarta fase, pero no es correcto que una estructura, generalmente familiar, detente tanto poder tan libremente y sin la responsabilidad de ser un partido con una estructura con controles y contrapesos. El sistema les otorga más poder del que representan proporcionalmente. Este es un cambio que urge.
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