Otros_7 de abril de 2015

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Campañas electorales

Más por más GDL.

Avelino Sordo Vilchis

07 de abril de 2015

 

Se supone que esta semana comenzaron las campañas políticas para renovar cualquier cantidad de puestos —o huesos, como los prefieran llamar mis quince amables y pacientes lectores— de elección popular en los distintos niveles de gobierno. El “se supone” inicial proviene del conocidísimo hecho de que los políticos, que se muestran tan consistentemente ineficientes en las tareas que les confiamos —sobre todo en aquellas que son importantes—, encuentran, con una eficacia digna de mejores causas, la manera de estar siempre en campaña.

Así, por ejemplo, entre los últimos días de diciembre y creo que finales de febrero, vivimos el periodo de campañas “internas”, que en realidad fueron el más descarado ejercicio de simulación, pues no derivaron en elección alguna, ya que las candidaturas estaban definidas de antemano: desde semanas (o meses) antes ellos y nosotros sabíamos quiénes eran los candidatos. Una característica las empata: ninguno fue electo por sus bases partidistas (¿existirá tal cosa?), ya que todos fueron producto del dedazo, autodedazo o la negociación en lo oscurito.

Y antes —semanas, meses, años, lustros, décadas— de las “internas” también andaban en eso. No es difícil, entonces, llegar a la conclusión de que lo único que nuestros políticos saben hacer es andar en campaña. De ahí se derivan un par de problemas: el primero es que como no saben hacer otra cosa, cuando resulten electos no van a poder con la responsabilidad, lo que significa que lo van a hacer pésimo. El segundo es que somos nosotros, los contribuyentes, quienes financiamos su oneroso modo de vida y a cambio no estamos recibiendo beneficio alguno.

Es así como nuestra clase política convirtió el ejercicio de la política en el ejercicio del cinismo. Vienen sesenta días en los que los candidatos van a buscar seducirnos de todas las maneras posibles, usando todas las artimañas a su alcance: prometiendo cualquier cantidad de cosas, aunque de antemano sepan que o no pueden o no quieren cumplir; haciéndose pasar por honestos y por expertos en cualquier tema; haciéndose las víctimas de sus adversarios, o, también, denunciando —el burro hablando de orejas— el increíble cinismo de sus contrincantes.

En suma, van a ser sesenta días en los que cotidianamente los políticos van a buscar seguir viéndonos la cara de pendejos. Sesenta días en los que recordaremos que es imperativo recuperar la noción de política como el arte de buscar y conciliar el bien mayor, por encima de los intereses personales o de grupo. Que es urgente botar al basurero a nuestra clase política, que reiteradamente ha demostrado el arte de buscar el beneficio personal y el de sus socios, patrocinadores y amigotes, por encima de cualquier consideración.

Lo que necesitamos, entonces, es un gran basurero.

 

 

Seguridad

Tapatíos piden a candidatos mejorar la seguridad

El Informador

Gonzalo Jáuregui

6 de abril de 2015

 

José Pérez, bolero del Centro de Guadalajara, afirma que es importante que los candidatos a la presidencia municipal de Guadalajara generen más fuentes de empleo y mejoren la seguridad: “Está muy mal. Donde quiera hay delincuentes. Ya tiene uno miedo a salir”.

Al igual que José Pérez, María de Lourdes Galán comenta que en las calles de Guadalajara abundan los delincuentes. A pie o en motocicleta; de día o de noche, salen cuando el ciudadano menos lo espera y le arrebatan la tranquilidad.

Arnulfo Casillas señala que es necesario mejorar la vigilancia de la ciudad: “Te dan un agarrón y no hay ni una patrulla. Te toca la de malas. Según eso, hay buena vigilancia, pero a veces será que anda uno por calles que no son muy transitadas.

A Arturo Mejía le gustaría que bajara el precio de la gasolina, de las tortillas y de otros productos de la canasta básica, ya que con sus ingresos como comerciante sólo le alcanza para mantener a su familia y para “medio comer”.

Enrique Aceves exige que se arregle el problema del comercio informal en el Centro tapatío, en Obregón y en Javier Mina. Enrique Ramos pide que se brinden más oportunidades de empleo para los adultos mayores y para las mujeres embarazadas.

 

 

Campañas

Campañas políticas, cifras y expectativas

El Informador

Jorge O. Navarro

7 de abril de 2015

 

Arrancaron las campañas políticas que desembocan el domingo 7 de junio, día de elecciones. Durante dos meses, a partir del 5 de abril, sólo en Jalisco hay 10 mil 792 candidatos a algún cargo público para ocupar alcaldías y regidurías en 125 municipios, además de 39 escaños en el Congreso estatal.

De los 10 partidos políticos con registro, los miles de candidatos harán campaña por su propia cuenta y en dos alianzas: la del Partido Revolucionario Institucional (PRI) con el Partido Verde, y la de Acción Nacional (PAN) con el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Aparte, debe considerarse a quienes harán campaña por una diputación federal.

Casi en calidad de anécdota —al paso de los días se sabrá si digna de recordar o no— la nueva figura de las candidaturas independientes (los postulados sin partido político) se agota en cuatro de los 21 que originalmente solicitaron espacio para participar. Son cuatro varones, de los que tres competirán por una alcaldía, José Francisco Sánchez Peña (Puerto Vallarta); Jesús Silva Magaña (Tuxpan) y José Zepeda Contreras (Valle de Juárez). Además, está Pedro Kumamoto Aguilar, único independiente que aspira a ser diputado local, por el distrito 10, espacio del municipio de Zapopan donde se configura una interesante competencia política sobre la que será necesario abundar posteriormente.

Y hay más cifras: la de este año será la elección más costosa que hayan financiado las arcas públicas del Estado, pues se erogarán al menos 727 millones de pesos en un presupuesto que incluye a partidos y al órgano electoral (en todo el país el gasto será de 18 mil 572 millones de pesos, aproximadamente). No es posible considerar todavía las multimillonarias contribuciones privadas.

Pero más allá de números, ¿cómo valorar las elecciones en Jalisco?

Hay maneras… cuando es difícil definir qué sí es algo, queda la opción de qué no es.

Las elecciones en Jalisco no están reflejando, de acuerdo con las encuestas más recientes que consultan la preferencia del votante, el desgaste político en el que siguen cayendo tanto el Presidente Enrique Peña Nieto como el PRI; tampoco pueden medirse con base en el desgaste del PRD y el surgimiento del partido Morena, de Andrés Manuel López Obrador, como el posible partido de izquierda en los próximos años y con miras a las elecciones presidenciales de 2018. De hecho, el PRD no da señales de vida en ninguna de las mediciones que se han hecho hasta ahora, igual que pasa con Morena.

Igualmente, a pesar de su particular situación de inseguridad, Jalisco no es una Entidad donde la acción del crimen pueda poner en riesgo la organización de los comicios. La expectativa es que el nivel de participación en las urnas superará el promedio nacional y se mantendrá entre 51 y 55% de votantes, como ha pasado en elecciones intermedias anteriores.

¿Pero qué sí es la elección en Jalisco? El choque de dos bloques: el del PRI que domina la mayoría de los espacios de gobierno, y el de Movimiento Ciudadano, que tiene como paladín a Enrique Alfaro.

En el proceso federal, Acción Nacional ha definido atacar con todos sus recursos al Gobierno de Peña Nieto. En Jalisco, no parece que los panistas estén tan decididos a aplicar el mismo ataque a la administración de Jorge Aristóteles Sandoval.

Lo que recién leyó, más todas las agresiones que se acumulen en las próximas ocho semanas, serán cosa de todos los días. Y en abundancia.

 

 

Voto

Razones para votar

El Informador

Diego Petersen

7 de abril de 2015

 

Aunque todos son del mismo barro, no es lo mismo bacín que jarro. Es cierto que en estos tiempos posmodernos lo que para algunos es bacín para otros es el más elegante de los jarros, y viceversa. Igual hay quienes piensan que si es barro sólo sirve para orinar. Así es, para virtud de todos, la democracia, y de eso se trata. La discusión es si vale la pena votar, si es mejor anular el voto o incluso si la abstención es hoy por hoy la postura política más correcta.

Partiendo del principio de que cualquiera de estas posiciones, votar por un candidato, anular el voto o abstenerse de votar, son igualmente válidas, me parece que el ejercicio del voto, eligiendo o anulando, tienen ventajas sobre la abstención que, en el mejor de los casos, se convierte en un dato alarmante que se olvida al día siguiente.

¿Por qué votar? Primero que nada porque finalmente el voto es, hoy por hoy, la única forma que tenemos los ciudadanos de modificar directamente la forma en que somos gobernados. El voto no cambia al sistema, no está pensado para ello, pero el voto sí puede generar los equilibrios. Entre un mal gobernante sin contrapesos de poder y uno, cual sea, con contrapesos, siempre será mejor para los ciudadanos el segundo. El voto es la única herramienta real y eficaz para la construcción de equilibrios (yo, por ejemplo, nunca le doy el voto a diputados al mismo partido al que voté por presidente o gobernador).

La segunda razón es que, si bien todos son iguales, hay unos más iguales que otros. La imperfecta democracia sigue siendo el menos peor de los sistemas. El argumento de los abstencionistas es que cuando la opción es malo o malo no tenemos por qué elegir. Si en el súper mercado me ofrecen tres tipos de manzana y todas están podridas no tengo por qué comprar manzanas. Y sí, hay una parte absolutamente válida en la argumentación, con la diferencia de que tras una elección habrá manzanas en la mesa, y será la más podrida o la menos podrida, pero al fin de cuentas nos la tendremos que tragar. La opción no-manzana no existe en la democracia.

Si realmente da igual quién nos represente, anular el voto me parece en todo caso una mejor opción, pues se trata de un ejercicio activo y consiente de que la decisión es no decidir. En el resultado la anulación terminará fundida e igualada al error, y la abstención hermanada a la apatía, pero en todo caso es más sencillo hacer evidente el crecimiento de la anulación (como sucedió en el distrito X hace seis años) que el de la abstención.

Entre votar y no votar no tengo duda que es mejor votar. ¿Por quién? Tienen dos meses para convencerme, y si ninguno lo hace, anularé el voto, pero en la casilla.

 

 

De partidos y candidatos

Roberto Arias

7 abril 2015

Milenio Jalisco
En un esfuerzo por ir más allá de la reflexiva visión ofrecida por mi buen amigo y, por designios editoriales, ex compañero de página, Don Esteban Garaiz, acerca de las elecciones municipales (MILENIO JALISCO, 31 de marzo) y no por llevarle la contraria a Miguel Zárate Hernández a su casi plegaria manera de titular su colaboración “Candidatos, escuchen al ciudadano” (MILENIO JALISCO, 5 de abril), pero francamente creo que durante esta etapa de campañas, difícilmente podrá surgir alguna novedad digna de contarse del lado de partidos políticos o candidatos, y más bien la calidad democrática del proceso electoral descansará en la manera en que los ciudadanos asuman su responsabilidad de presentarse a las casillas el próximo 7 de junio.

Ya lo ha dicho mi amigo Garaiz: “ahí, detrás de la cortinilla, delante de nuestra conciencia, estaremos frente a la grave responsabilidad de nuestra decisión soberana, sopesando lo más conveniente para el bienestar de todos, sin tirrias ni temores irracionales inducidos”, lo cual se puede resumir como votantes conscientes y bien informados.

Así que a partir de esta fecha y las sucesivas colaboraciones intentaré brindar una visión personal acerca de aquellos partidos y candidatos que lograron registrar planillas a los ayuntamientos más importantes de Jalisco, así como de los respectivos contendientes para ocupar sendas curules tanto en el Congreso del Estado como en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.

Me referiré brevemente al municipio de Guadalajara acaso para apuntar los nombres de los candidatos que, gracias a las autoridades electorales y con el debido respeto que me merece el ciudadano Guillermo Cienfuegos Pérez mejor conocido como el payaso Lagrimita, bien pueden presentarse en tercios: en primer término están los tres candidatos con mayores posibilidades de triunfo si nos atenemos a las encuestas, cada uno por los respectivos partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y Movimiento Ciudadano: Alfonso Petersen Farah, Ricardo Villanueva Lomeli, y Enrique Alfaro Ramírez. Luego vienen los tres candidatos por cada uno de los partidos políticos con cierta historia: Celia Fausto Lizaola por el Partido de la Revolución Democrática, Beatriz García de la Cadena, por el Partido del Trabajo y Marco Antonio Pérez Garibay por Nueva Alianza. Finalmente, están los registrados por los nuevos partidos Encuentro Social, Humanista y Morena: Joaquín Rivera Meza, Leonardo García Camarena y Jesús Burgos López respectivamente.
Por razones de espacio, en la siguiente colaboración ofreceré mi opinión acerca de las propuestas y trayectorias de los nueve ciudadanos que aspiran gobernar a los tapatíos.

 

jakysahagun

abril 7, 2015

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