Periodistas
Marcela Turati: Premio a la excelencia desde el periodismo social
La Jornada Jalisco
Patricia Mignani
30 de septiembre de 2014
Patricia Mignani.- Marcela Turati responde a la llamada desde Medellín y cuenta con total cotidianidad que el día anterior pasó por Bogotá y visitó a Javier Darío Restrepo, también anunciado ganador del Reconocimiento a la Excelencia Periodística por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI). El día de mañana Turati recibirá el premio en Medillín, Colombia, junto a quien ella llama “el Pepe grillo de los periodistas”.
El comunicado que los anuncia ganadores destaca que Restrepo es de Colombia, el país de nacimiento, inspiración y preocupaciones de Gabo, y Turati es de México, la segunda patria de Gabo, donde se asentó y levantó su familia. “En estos dos países, atravesados por múltiples conflictos, ambos periodistas han tomado partido por las víctimas y han guardado una coherencia ética a toda prueba”.
Turati asegura que este es el premio más importante que ha recibido, aunque resalta el que el año pasado le otorgó la Universidad de Harvard, asegura: “este no se compara”.
-¿De quiénes aprendiste para llegar a la excelencia?
-De mi maestro de la universidad, quien fue mi primer jefe también, Roberto Zamarripa. De él aprendí la crónica y la mirada. Ivonne Melgar fue mi primera jefa y a ella le aprendí el periodismo social, el amor por los temas sociales, la infancia, las mujeres, educación, salud y pobreza; y también cómo leerlos para que no sean nada más historias de víctimas, de pobres, sino de gente con derechos mutilados.
“También María Teresa Ronderos, Mónica González, periodista chilena. María Teresa porque fue la primera que nos sugirió que creáramos una red de periodistas, porque ella ya había creado una en Colombia, y Mónica porque ha seguido la red y siempre ha estado compartiendo.
“Y en las lecturas Elena Poniatowska y Alma Guillermoprieto. Las admiro mucho y las conocí luego en el camino y para mí son un referente importantísimo. De Elena lo que me encanta es su elección siempre por los que sufren, por los más pobres. Las periferias”.
-¿Qué sientes al recibir el premio con un periodista como Restrepo?
-Ayer fui a visitarlo a su casa en Bogotá. Era mucha emoción, yo misma no me la creo. Me sonrojé cuando me dijeron que lo había ganado con él. Obviamente en trayectoria no hay comparación. Don Javier es toda una vida dedicada a esto, es un maestro de periodistas de todo Iberoamérica, es el referente de la ética para muchos periodistas, el Pepe Grillo, maestro sabio, bueno y cariñoso que nos ha ido enseñando.
A Restrepo le pedimos que fuera el padrino de la Red de Periodistas de a Pie. Nosotras no teníamos dinero para traerlo pero sabíamos que estaba en México entonces lo invitamos a cenar. Siempre ha sido muy solidario, y nosotros le caímos en los ratos libres -que le dejaban los organizadores que sí le pagaban- y siempre nos atendía. Tiene espíritu de misión y eso no se encuentra mucho.
Él ha sido una guía para mí. Durante un tiempo, cuando hice un viaje por Latinoamérica, le iba reportando lo que iba viendo en Brasil, en Argentina, en diferentes países y también, de alguna manera, en ese momento fuimos cómplices de esa búsqueda y de esa exploración del periodismo de lo posible. Respondía siempre a las dudas que yo tenía, mucho tiempo pensaba si el periodismo servía para cambiar las cosas y hubo un tiempo en que estaba muy decepcionada de la profesión, pero cuando lo oí hablar con esa pasión y ese acto de fe que hay que tener, vi que era cuestión de apostarle y de educar la mirada.
Yo le llamaba periodismo de esperanza pero él lo llamó periodismo de lo posible. Mis dudas también han estado del lado de si el periodismo sólo tiene que dar malas noticias, cómo se puede dar también noticias que dignifiquen y que rescaten lo bueno.
-¿Cómo fue el encuentro, de qué hablaron?
Él está súper emocionado por todo lo que el premio significa, por su trayectoria y son sus colegas, de todo Iberoamérica, quienes lo escogieron. Él hace varios años formaba parte del consejo rector y me decía que sabe todos los criterios éticos y todas las preguntas que se hacen los jueces para definir al ganador.
Cuando voy a Bogotá a veces me quedo en una casa que está a una cuadra de la suya, ya lo había ido a visitar otra vez. Ayer que pasé rápido por Bogotá no me quería ir sin darle un abrazo, y estuvimos una hora platicando de este momento que vamos a compartir. Nos pusimos al corriente de la vida y de lo que ha pasado en México.
-El año pasado fuiste premiada por varias instituciones, incluso quedaste como finalista para el Premio GGM de la misma FNPI ¿cómo fue este estallido de tu carrera?
Creo que mi vida empezó a cambiar desde que publiqué mi libro Fuego cruzado (2010), porque a mí me cuesta mucho hablar en público, aunque nadie me crea, incluso en las conferencias no me gusta preguntar porque me da mucha pena. Cuando tuve que presentar el libro, salir y dar la cara, tuve que ir a muchos lugares, programas de tele, radio, entrevistas y fue una parte rara, porque yo siempre he soñado con ser invisible.
Ese año lo sufrí mucho. Me ha pasado quedarme callada y largarme a llorar, incluso tener que tomarme uno o dos mezcales para subirme a hablar. Ha sido un proceso que ahora acepto y entiendo.
Siempre he pensado ¿por qué a los del DF les dan los premios si los que se juegan la vida son los que están en Juárez, o en Sinaloa o Tamaulipas?. Cuando me dijeron lo del premio de Harvard, o cuando tuve que hablar en la ONU pensé ¿por qué a mí?, pero también pensé que ese no era un reconocimiento sólo a mí, tal vez era a un grupo, a una generación que estamos intentando hacer las cosas diferentes, cuidarnos a nosotros, tejer redes de protección y cuidar la información, hacer que la información salga, que no la bloqueen y que no la censuren.
La periodista asegura que su vida empezó a cambiar cuando publicó su libro Fuego cruzado en 2010. Marcela Turati se caracteriza por realizar periodismo social, periodismo de esperanza, como lo nombra ella . Foto Cuartoscuro
La periodista asegura que su vida empezó a cambiar cuando publicó su libro Fuego cruzado en 2010. Marcela Turati se caracteriza por realizar periodismo social, periodismo de esperanza, como lo nombra ella . Foto Cuartoscuro
-¿Dónde se encuentran los temas sociales con Marcela Turati?
Desde que empecé a reportear ha sido una opción tratar estos temas. Desde niña tengo mucha sensibilidad, nací con eso. Siempre quería compartir con la gente más pobre. Me he ido a vivir a comunidades indígenas, he dado clases, me fui a la India. Siento que no quiero despegarme de la gente. Al principio cubría pobreza, educación, salud, pero cuando se desata la guerra contra el narcotráfico era muy claro. Empecé a ver la destrucción, era obvio que lo que había que hacer era cubrir la violencia desde y junto con las víctimas. Porque se cubrían a los hacedores de guerra, y los narcos traen su forma de hacerse propaganda y Calderón traía todo ese discurso de que eran bajas colaterales y que eran vidas que no importaban, y ahí era parte del chip, y no, había que visibilizar quiénes son y que estaban matando nuestros jóvenes contra nuestros jóvenes.
-¿Cómo no perderse entre tanta narcoliteratura?
Sí salieron muchos libros pero la mayoría salieron a hablar del horror y muchos de ellos, de los narcos. Fueron muy pocos los libros que salieron sobre víctimas y nosotros, pensando en ese boom y haciendo un ejercicio autocrítico de cómo habíamos cubierto el sexenio, organizamos este libro y proyecto multimedia Entre las cenizas, porque era el saldo pendiente que teníamos con la gente. Estuvimos cronicando a la gente que se estaba organizando, que resiste, a la esperanza que hay dentro de todo, debajo de la tierra arrasada y el hecho de saber que entre las cenizas quedaba vida.
La ceremonia de entrega podrá verse vía streaming a partir de las 19 horas a través del sitio de la Fundación: www.fnpi.org/premioggm
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