Periodistas de El Universal
04 de semptiembre de 2009
Felipe Calderón dedicó el día de ayer a revender el tercer Informe de Gobierno en los medios electrónicos. Ofreció datos informales… que bien pudieron ser el corazón del mensaje formal de un día anterior. Que desaparecen secretarías, ventiló a periodistas. Como si el jefe del Ejecutivo estuviera para rumores. Además, su marcha fue una especie de “gira de las filias y las fobias”. Habló con casi los mismos de siempre: Joaquín López Dóriga, Pedro Ferriz de Con, Sergio Sarmiento, Óscar Mario Beteta, Leonardo Curzio, León Krauze, Ciro Gómez Leyva y otros. Claro, los muchos en la lista de los excluidos son esos con los que, parece, no habla en su sexenio (y son sus grandes críticos): Carmen Aristegui, Jacobo Zabludovsky, José Cárdenas, Carlos Loret de Mola, Ricardo Rocha o Denise Maerker, entre otros. Con la exclusión de periodistas influyentes y críticos pierde la oportunidad para dirigirse a una enorme porción del rating nacional, que seguramente está formado por una masa que no es su clientela habitual. Cabría preguntarse: ¿qué caso tiene predicarle a los conversos? Por supuesto que está en todo su derecho a recurrir a determinada prensa. Pero si algo ha dejado su propensión a rodearse de ciertos interlocutores —como se lo critica la clase política; ayer lo mencionó el PRI desde la máxima tribuna a propósito del “gabinete de amigos”— es que se ha encerrado tras una muralla que en medio sexenio se volvió inquebrantable. Pareciera que esta es una marca en los casi 10 años del PAN en Los Pinos. Recordemos que el cerco que se tendió Vicente Fox le generó una visión tan particular de México, que fue tan proverbial: hasta hoy se le conoce como “Foxilandia”.
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