Al fomentar la participación de los mexicanos en Estados Unidos a través de Internet el IFE contribuye a limar las imperfecciones de la democracia nacional
Por Gabriel Moreno (profesor-investigador del Departamento de Estudios Culturales del ITESO)
El Instituto Federal Electoral ha arrancado una campaña para promover el voto entre los mexicanos residentes en el extranjero que es de celebrarse. La estrategia va dirigida a atajar elementos que en el 2006 obstaculizaron la posibilidad de que la diáspora mexicana en Estados Unidos influyera en el controvertido resultado que dio la presidencia a Felipe Calderón.
Un elemento que podría ser clave en el plan del IFE es la implementación de un sistema en Internet para registrar a “los paisanos” en Estados Unidos. La iniciativa incluye anuncios radiofónicos que llaman a mexicanos en México a estimular la participación de sus familiares en el otro lado de la frontera, y un programa de información de registro electoral para emigrantes que visitan el país.
En teoría, el proyecto del IFE aumenta la posibilidad de que al menos 3,000,000 de mexicanos residentes en Estados Unidos (que en el 2006 contaban con una credencial para votar con fotografía), puedan elegir a un candidato presidencial en las elecciones del 2012.
Mientras que el derecho al voto en el extranjero se aprobó desde mediados de 2005, los ciudadanos elegibles para participar en la elección presidencial del 2006 no lo hicieron debido a la ausencia de una estructura que permitiera integrarlos al listado nominal de electores residentes en el extranjero. En consecuencia, en el proceso sólo se emitieron 33,131 votos.
Por simple que parezca, uno de los principales obstáculos fue el reto del envío, distribución y retorno de los formatos de solicitud de inscripción al listado nominal, según sugiere el Informe Final sobre Voto de los Mexicanos Residentes en el Extranjero. Este problema se ataja a través de la plataforma implementada por el IFE, que permite llenar la solicitud en línea.
Acto seguido, el formato debe imprimirse junto a un “porte pagado” generado por el sistema, firmarse y enviarse con una copia firmada de la credencial de elector. Una vez que el IFE recibe la solicitud, entregada por la firma de mensajería UPS, responde al solicitante enviando una boleta de votación a su domicilio en el extranjero.
Influencia electoral a distancia
El programa mexicano de voto ausente “es el mayor experimento en la historia de expatriados que votan en una democracia mientras residen en una democracia distinta” (Suro, 2006: 2). Su importancia, más allá de la lógica sobre la necesidad de incrementar la participación ciudadana en la elección de funcionarios públicos, se deriva de la inclusión de actores sociales que históricamente habían quedado excluidos del proceso electoral.
Los beneficios potenciales por incluir a la diáspora mexicana en las elecciones son también de tipo cualitativo, toda vez que su experiencia de vida en Estados Unidos alimenta orientaciones afines al sistema político de ese país, que a diferencia de México tiene un amplio sistema de contrapesos que va más allá de la separación de poderes y que somete a los políticos a un estado de derecho.
En el contexto anterior, Robert C. Smith señala en su trabajo sobre la comunidad ticuanense (Puebla) en Nueva York que la experiencia de migración en Estados Unidos conlleva el desarrollo de recursos económicos y políticos que refuerza la capacidad de gestión y negociación de frente a los actores estatales de México.
Lo anterior implica que de forma progresiva, las expectativas de la diáspora sobre la política en México van en el sentido de que los estándares de la función pública acostumbrados en el vecino país también se cumplan al sur de la frontera.
Lo anterior puede parecer ingenuo, pero considerando que el escenario político post-electoral del 2012 es poco alentador en términos de un avance en la calidad de nuestra democracia, los pasos del IFE para estimular el voto en el extranjero pueden tomarse con optimismo, aunque sea cauteloso.
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