Jorge Alcocer V.
MURAL
Es no sólo pertinente, sino urgente, abrir el análisis sobre el asunto que ocho ciudadanos exponen al Senado, exhortándolo a realizar un ajuste a la reforma electoral de 2007, con la finalidad de que “el tiempo del Estado al que tienen derecho los partidos, fuera distribuido de tal manera que se fomentaran los programas de debate entre ellos y espacios unitarios en los que cada partido pudiese exponer sus tesis, sus análisis y sus propuestas”.
Uno de los efectos no deseados de aquella reforma, tanto en elecciones federales como locales, ha sido la llamada spotización de la propaganda electoral, tanto de los partidos como de las autoridades electorales, lo que es producto de la norma legal (artículo 56.4 del Cofipe); del acuerdo adoptado en 2008 en el Comité de Radio y Televisión, y del que tomó la Junta General Ejecutiva. En lugar de adoptar una decisión basada en el mejor interés de los ciudadanos, el IFE optó por dejarla en manos de los partidos, y luego se plegó a ellos respecto de la propaganda de las autoridades electorales. El resultado es que unos y otras utilizan solamente el formato de 30 segundos.
El negativo efecto de tales decisiones ha sido artificialmente magnificado por la forma de cálculo que desde 2008 el IFE utiliza para medir el número total de spots en TV y radio, consistente en multiplicar el número diario de spots por el total de canales y estaciones en que se difunden, como si cada persona pudiese ver u oír todas las emisiones.
Otra forma de medir, apegada al nuevo modelo y a la realidad de la TV y la radio, considerando lo que ocurrirá en las elecciones federales de 2011-2012 (sin ajuste), arroja lo siguiente: en la precampañas (60 días) los partidos difundirían, en conjunto, 36 spots diarios, por 60 del IFE. Durante el periodo de intercampañas (45 días) al IFE corresponde la totalidad del tiempo (96 spots diarios). Durante las campañas (90 días) a los partidos corresponderán 82 diarios, por 14 del IFE. Durante los tres días previos a la jornada electoral y el día de la misma, al IFE corresponde la totalidad del tiempo.
Resultado: minutos diarios: 48; spots diarios: 96; días de difusión: 199; total de spots en TV: 19,104; en radio: 19,104; para un total de 38,208; de ese total, spots de partidos: 19,080; de autoridades electorales: 19,128.
La spotización se explica en un 49.9% por los partidos, y en 50.1% por el IFE y otras autoridades electorales. Si alguien quiere multiplicar los spots totales por el número de canales y estaciones pautadas, el resultado será más de 4 millones, pero el reparto entre partidos y autoridades electorales será igual al antes señalado.
En elecciones para gobernador, no concurrentes con la federal, suponiendo iguales plazos, el reparto de spots entre partidos y autoridades electorales es de 24.5% para los primeros y 75.5% para las segundas. En la realidad el porcentaje a favor de las autoridades electorales es significativamente mayor, ya que en la mayoría de los estados se han acortado los periodos de precampaña y campaña respecto del máximo autorizado por la Constitución, pero el IFE dispone del tiempo de Estado a partir del inicio de las precampañas.
En todo caso, el posible ajuste debe considerar a los dos usuarios del tiempo de Estado para fines electorales (partidos y autoridades) y a los dos tipos de procesos electorales (federales y locales; y dentro de estos últimos, distinguir entre aquellos con jornada comicial concurrente con la federal, y los que la realizan en mes o año diferente).
En lo que hace a debates entre candidatos presidenciales, el Cofipe (artículo 70) dispone la realización de dos, coordinados por el IFE, que serán transmitidos a través de estaciones y canales de permisionarios públicos, con posibilidad de que la señal sea utilizada, en forma libre, por concesionarios privados. Es plausible proponer un número mayor de debates, incluyendo algunos entre candidatos a diputados o senadores, pero el problema es que si el IFE los organiza, no puede excluir a ningún partido (siete) con todo lo que ello implica respecto al tiempo de duración total y por candidato.
Hay diversas alternativas; lo importante es que la solución sea congruente con el enorme avance conquistado en 2007, y no un caballo de Troya que esconda intenciones de retroceso.
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