29 de septiembre – Reforma
Por: Pedro Mellado
En la manifestación que realizarán hoy estudiantes, trabajadores y maestros de la Universidad de Guadalajara, se extrañarán las voces de muchos hombres libres, honrados y de buena voluntad, que trabajan con tenacidad y generosidad para engrandecer a la institución desde las modestas aulas y cubículos en donde permanecen ignorados y marginados. Ellos no se atreven a expresar sus puntos de vista por miedo a la represión de la que podría hacerles víctimas la cofradía que, desde hace 21 años, tiene secuestrada a la institución y que, encabezada por el ex Rector (1989-1995) y cacique, Raúl Padilla López, la maneja en forma discrecional y patrimonialista.
En la marcha de hoy serán más significativas las ausencias que las comparecencias forzadas o interesadas, determinadas por la frívola promesa de la holganza solapada y premiada, o por las recompensas académicas tramposas.
Acrítica y en tropel desenfrenado, la inmensa mayoría de quienes integrarán esta masa académico-estudiantil que marchará hoy, difícilmente racionalizará con inteligencia y sensatez las verdaderas razones de este desbordamiento pretendidamente cívico, que está perversamente condicionado por los insaciables apetitos del cacique, que reclama más dinero para acelerar la conclusión de sus faraónicos proyectos faranduleros, inmobiliarios y presumiblemente culturales.
El Gobierno estatal, encabezado por el panista Emilio González Márquez, se niega a ceder a los chantajes de la camarilla que responde a los intereses del cacique, con el razonable argumento de que sólo está dispuesto a ampliar el subsidio cuando se garantice que el dinero del pueblo se aplicará para incrementar la matrícula de estudiantes, mejorar las instalaciones y aumentar los raquíticos salarios de profesores e investigadores, y no para financiar los negocios de la burguesía dorada que tiene secuestrada a la institución educativa.
En esta manifestación no estarán presentes las voces de muchos profesores abnegados, serios, profesionales, que acuden a las aulas inspirados en una profunda vocación de servicio, que subsana las estrecheces de salarios raquíticos e infames, que contrastan brutalmente con los ingresos de la privilegiada burguesía dorada que gravita en torno del cacique.
Estarán ausentes en esta marcha las voces de los profesores y trabajadores que, desde sus modestas trincheras, sueñan con una auténtica democratización de sus gremios, en los cuales son impuestos cíclicamente los incondicionales del cacique, que a cambio de su sometimiento y abyección, reciben generosas canonjías, que ofenden la dignidad de la mayoría de la comunidad universitaria.
Tampoco estará presente en esta manifestación la voz de los estudiantes libres, aplicados, responsables, inteligentes, que no han podido romper las ataduras de una federación estudiantil en la que se forman y se envilecen los cachorros que en unos años más engrosarán las filas de la burguesía dorada que oprime a la mayoría de la comunidad.
Se extrañará y mucho, como se ha extrañado desde hace varias décadas, la voz de los auténticos y genuinos académicos e investigadores de la UdeG, hombres de intelecto cultivado y profundo, que deberían sustentar valores superiores, comprometidos con la libertad, la justicia, la democracia, la honradez, la transparencia y la rendición de cuentas, que escudados en el decoro y la dignidad, deberían ser la vanguardia del pensamiento crítico universitario.
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