John M. Ackerman / La Jornada
El miércoles pasado, el Senado dio la espalda a la sociedad al aprobar una serie de reformas a la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental (LFTAIPG) orientada a blindar al gobierno de la fiscalización independiente de ciudadanos, periodistas y organizaciones cívicas. Ni un solo senador de los seis partidos representados en esa cámara se atrevió a levantar la voz. Desde la tribuna, los senadores Jesús Murillo Karam, del PRI, y Alfonso Sánchez Anaya, del PRD, expusieron sin mayor problema las reformas consensuadas. Inmediatamente después, de forma casi automática y en un mar de silencio, como en los viejos tiempos, los 91 dedos levantados aparecieron por encima de los escaños de Xicoténcatl.
Nota completa: La Jornada: Transparencia traicionada.
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