Por Miguel Ángel Granados Chapa / Grupo Reforma
Mauricio Fernández Garza es, como se dice de quienes se encolerizan con facilidad, de mecha corta; es decir que estalla pronto. Como consecuencia de su iracundia, ha producido la primera denuncia penal contra un periodista que practica la información digital, a través de internet. El denunciado es Ramón Alberto Garza, director de Reporte Índigo, una revista electrónica de gran efecto que se edita en Monterrey.
El denunciante es, al cabo de una larga carrera política, candidato a la alcaldía de San Pedro Garza García, o simplemente San Pedro, el municipio conurbado a Monterrey (prolongación en realidad de la ciudad reinera), donde es fama que convive la mayor concentración de personas ricas en todo el país. Ya fue presidente municipal de esa ciudad, hace 20 años, y abrió el camino para que su partido, Acción Nacional, no haya dejado de gobernar esa municipalidad desde entonces.
Fue precandidato a gobernador en 1997, vencido en los comicios internos por Fernando Canales Clariond, y candidato seis años más tarde, cuando el PRI recuperó la gubernatura de Nuevo León con Natividad González Parás, que un sexenio atrás había sucumbido ante el propio Canales Clariond. Fue así mismo senador entre 1994 y 2000, en esa cámara presidió la Comisión de Cultura, pues si bien ha tenido una importante carrera empresarial (para la que se preparó en las universidades de Purdue y la estatal de Nuevo León, y en el Tec de Monterrey y en el Ipade), ha sido un importante promotor de las artes y la cultura en su estado, como integrante de varios patronatos: el del Museo de Historia Mexicana y el del Ballet de Monterrey, por ejemplo. Sin contradicción, ha encabezado el Frente de Solidaridad Pro Libre Empresa y fundado y dirigido empresas mexicanas en Cuba; igualmente ha trabajado para los bancos y consorcios del Grupo Monterrey que fue consejero económico de Cuauhtémoc Cárdenas en la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal.
Anda ahora en pos de la alcaldía sanpetrina de nuevo. En una de sus reuniones de proselitismo, probablemente la efectuada en la casa de Enrique Régules (un empresario que maneja dinero de los Salinas de Gortari, con el que ha hecho su propia fortuna, y al que Enrique Salinas iba a pedir recursos de los que le correspondían para enfrentar el chantaje de miembros de la AFI horas antes que apareciera muerto), Fernández Garza decidió hacer “espantosas confesiones” –él definió así el contenido de su discurso, que luego ha querido hacer pasar como inocuo– en materia de seguridad. Días o semanas más tarde, las palabras del exmunícipe y candidato a serlo de nuevo fueron incorporadas a Reporte Índigo –que desde su fundación en octubre de 2006 ha hecho a menudo revelaciones muy significativas.
El sonido correspondiente fue presentado el 12 de junio por Carmen Aristegui en su programa de Noticias MVS. Tras presentarlo, la periodista entrevistó a Fernández Garza, muy irritado por la publicación de dichos que él creyó hacer en privado –¿Hay periodistas aquí?, preguntó medio en broma, medio en serio durante la reunión así divulgada– y desmintió con aspereza la interpretación que Índigo y Garza en particular habían dado a sus palabras, interpretación que fue sostenida por el periodista, entrevistado también por la acuciosa e inquisitiva Carmen Aristegui no obstante que se hallaba en Nueva York.
El público había comprobado que no era necesario un ejercicio interpretativo muy intenso para captar el sentido de lo dicho por Fernández Garza acerca de la seguridad pública de su municipio. En ciertos momentos hay, ciertamente, implicaciones, pero claramente derivadas de expresiones claramente emitidas por el político-empresario. En síntesis, dijo que el problema de la seguridad en san Pedro estaba resuelto por un acuerdo suyo con los hermanos Beltrán Leyva, uno de los cuales había residido en ese municipio, donde actualmente habitan otros miembros de esa familia, por lo cual la seguridad interesa sobremanera a los Beltrán Leyva. En suma, Fernández Garza aparece practicando una política de avenimiento con la delincuencia organizada en sentido contrario al predicado por el panismo federal y en que descansa la propaganda electoral hacia el 5 de julio.
Dijo el candidato a sus electores que el orden público en San Pedro “lo han cuidado mucho ellos, no creas que nuestros policías”. Y “lo que voy a tratar de hacer; hasta ahora me estoy dando cuenta de que no está tan complicado como yo lo imaginé, porque los propios Beltrán Leyva están de acuerdo”; “yo lo que sí les dejé muy claro es que no quiero ninguna venta obvia” de drogas, es decir que éstas se expendan en “narcotienditas o en antros”; allí no, pero sí en otros sitios, con discreción. En el ánimo de preservar la paz que a los Beltrán Leyva les importa, ellos o los suyos dirían: “está bien, ya no vendo o voy a bajarle; o lo que tú quieras: con tal que no se confronten con el gobierno, ellos te lo aceptan”.
A partir de esa entrevista el candidato a alcalde se ha empecinado en negar lo dicho, incluyendo su presunto encuentro con los delincuentes, pese a que los principales pasajes de su intervención fueron percibidos claramente por su auditorio directo en casa de Régules y por los escuchas de MVS. Allí mismo, Carmen Aristegui entrevistó al reportero Daniel Blancas, del diario La Crónica, que semanas atrás había sostenido una conversación periodística con Fernández Garza en que éste admite haber sido contactado por gente de los Beltrán Leyva: “Sí, para qué negarlo. No tengo por qué esconder nada… Me ofrecieron ayuda y colaboración para resolver el tema de seguridad, que ellos lo resolverían en caso de que yo llegara a ser edil”. Y si bien aseguró a Blancas no haber aceptado la propuesta, de esa conversación se deriva su certidumbre de cómo abordar el asunto.
La iracundia que Fernández Garza mostró en su conversación con Carmen Aristegui subió de tono hasta insultar, calumniar y finalmente denunciar a Ramón Alberto Garza. Sugirió que el encono mostrado por el periodista (por el solo hecho de publicar sus palabras y situarlas en contexto) se debía a que se negó a firmar con él un contrato de publicidad, como si Garza fuera un “revistero” extorsionador. Y al denunciarlo penalmente, y anunciar la posibilidad de demandarlo civilmente por daño moral, dijo que denunciaba también a Alfonso Romo, el empresario que es socio de Reporte Índigo porque “si te muerde un perro, denuncias al dueño del perro”. Dijo también que al periodista “el PRI ya lo compró”.
Fernández Garza ha sido, a su vez, denunciado. Varios candidatos al mismo cargo al que él aspira –entre los que se cuenta Tatiana Clouthier, que renunció al PAN del que su padre fue prohombre– lo señalaron ante la Procuraduría General de la República, en Monterrey y la Ciudad de México, por su admisión pública de haber pactado con el narcotráfico.
Si se tratara de dirimir en los tribunales los componentes de este episodio, y no en el espacio público en que se generó, Ramón Alberto Garza tendría más éxito si tratara de defender su reputación por la vía judicial. Por lo pronto, la historia lo avala, su trayectoria profesional obliga a otorgarle crédito.
Periodista desde hace más de 30 años (desde que concluyó su preparación académica en el Tec), ha sido director editorial de El Norte y de los periódicos derivados de ese tronco: Reforma, Palabra y Mural. Al concluir la prolongada y fructífera relación que mantuvo con Alejandro Junco en ese grupo, fue vicepresidente de Televisa, responsable de su portal esmas.com y de sus publicaciones impresas. Y luego, durante 10 meses fue subdirector de El Universal, diario al que ha vuelto como articulista en su sección “Dardos”.
Desde el 27 de octubre de 2006 Reporte Índigo presenta todos los viernes interesantes e importantes materiales (que se actualizan permanentemente) resultado de amplia investigación periodística, como el reportaje con que debutó, realizado por la reportera Anabel Hernández quien con el fruto de su indagación escribiría su libro Fin de fiesta en Los pinos. Lo mismo ha ocurrido, más recientemente, con sus trabajos para Reporte Índigo de los que derivó su libro Los cómplices del presidente, al que han seguido nuevos materiales sobre el secretario de Seguridad Pública de Calderón, Genaro García Luna.
En los días en que la Suprema Corte de Justicia se alista para abrir terrenos amplios al escrutinio de las figuras públicas, la denuncia de Fernández Garza es anacrónica, huele a viejo y no debería prosperar. Él mismo, cuando sea alcalde (pues su triunfo, que se anunciaba seguro antes del episodio, se consumará de todas maneras) deberá dar muestra de su inteligencia y espíritu democrático (que han de prevalecer sobre su ira) y desistirse de la demanda.
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