Transparencia y acceso a la información
INAI
INAI: Necesidad, cara de hereje
Aristegui Noticias
Ernesto Villanueva
22 de octubre de 2018
Opinión
El Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos (INAI) ahora como organismo constitucional autónomo cada día hace menos con más. Qué decir de los primeros comisionados del entonces IFAI, @JOLopezPresa (creador del sistema electrónico de acceso y recepción de información pública como una aportación mundial de un mexicano excepcional en el 2004) y Juan Pablo Guerrero (@jpga63) uno de los también excepcionales hombres íntegros y formados quien mucho aportó a la democracia informativa de México, tanto que rompió el umbral de tolerancia a las prácticas permitidas de honestidad en el sistema mexicano.
Por esa razón fue “exhortado” a salir del país como su mejor opción de desarrollo profesional. Hoy, con sus honrosas excepciones a que ya me he referido, los comisionados son activos promotores de la política del: “sí, señor” a cualquier indicación de los poderes formales y fácticos.
Su devaluación social es tan grande que el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador está consciente de la simulación y del ejercicio de la corrupción que promueve paradójicamente el INAI. Y en esa lógica se ha expresado una y otra vez. Es de esperarse que en la segunda ronda de reformas, ahora sí constitucionales, el INAI será objeto de un cambio sustancial.
“No se trata de andar creando aparatos burocráticos, gastando el dinero del pueblo en mantener a burócratas de altos vuelos, a la burocracia dorada”, “Eso se va a terminar. Ahí tienen ustedes como ejemplo, el Instituto de la Transparencia: ganan como 250 mil pesos mensuales los consejeros y ¿qué han hecho? ¿Han evitado la corrupción en México? Nada…cuando se fundó ese instituto decidieron de que iban a mantener en secreto todo lo que se le condonó de impuestos a los grandes contribuyentes y hace poco ese mismo instituto de la transparencia resolvió mantener en secreto el caso Odebrecht”, dijo el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador.
En ese escenario, es deplorable que algunos de sus comisionados ahora volteen la mirada al “Grupo Oaxaca” que promovió la legislación en materia de transparencia desde el 2001 y tuvo frutos en el 2003. Con ello se cumplió su propósito y sus integrantes a partir de ahí decidieron cada uno su proyecto personal y profesional de vida en ocupaciones del más diverso tipo. Ahora el INAI recurre a la nostalgia, a vender a quien las quiera comprar cuentas de vidrio para efectos de autosatisfacción anímica de quienes participaron en ese Grupo que, hay que decirlo, no tiene ya un peso específico ahora en un contexto social muy distinto al habido en los años 2001- 2003.
Como parte de ese Grupo, el INAI me hizo llegar una invitación singular: “formar parte del presídium” de un evento. Sí, así como se oye, debería estar saltando de gusto para estar con estos conspicuos personajes. Ahora resultan que los protocolarios presídiums – que, por supuesto, no valen nada- quieren convertirlos en lingotes de oro virtuales a cambio de – nobleza obliga- hacer causa común con los administradores del INAI para preservar sus privilegios para seguir lo que están haciendo: nada, al menos al servicio del interés público y mucho para pagar favores políticos, negocios y deudas de todo tipo y, ahora entregar “reconocimientos”, “cartas” y “presídiums”.
Y no es para menos: de acuerdo al Documento de Conclusiones y Recomendaciones de la Auditoría Superior de la Federación derivadas del análisis de la Fiscalización Superior de la Cuenta Pública:
Señalamientos de corrupción de la Auditoría Superior de la Federación:
Falta de Manuales de organización
No cumplió con las metas de registro de información en su sistema de portales de transparencia
No va al corriente en el Sistema Nacional de Transparencia
Contratos sin suficiencia presupuestal para su adjudicación
Sistemas de información con fallas en su funcionalidad
Falta de titular del órgano interno de control y ausencia
De acuerdo a los propios informes del INAI y dando por buenas sus propias cifras, durante el 2017 registró 240 mil solicitudes de información con casi mil millones de pesos de presupuesto, lo que significa que cada solicitud tiene un costo de 4 mil 166 pesos aproximadamente más de dos salarios mínimos y, peor aún, el universo de solicitantes son exactamente los mismos: ONGs, estudiantes, despachos, periodistas, académicos y las personas de a pie brillan por su ausencia.
No faltarán quienes vayan a “formar ese presídium” sobre todo cuando no han podido dar sentido a su propio proyecto personal y requieren de un reflejo que es, en realidad, una ilusión óptica de una institución que anticipa que entrará dentro de poco en un proceso de agonía donde, con mucha probabilidad, la sociedad no saldrá a la calle a exigir, reclamar a favor del INAI, el cual nunca hizo lo que debió hacer: defender el derecho a saber en perjuicio del público.
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