Categoría: Instituciones educativas
Etiqueta: Arturo Curiel, Sergio Graf, Enrique Jardel
Tema: Problemas medioambientales
Género: Informativo
El presupuesto ambiental, gran ausente en propuestas
Milenio Jalisco
Agustín del Castillo
16 de mayo 2018
Jalisco sólo dedicó 1,800 millones de pesos, en cifras redondas, de su presupuesto 2017 a temas relacionados con el patrimonio ambiental, lo que equivale a 0.02 por ciento del producto interno bruto (PIB) anual de la entidad y menos de 2 por ciento del gasto público del ejecutivo en ese año. Si se aplicaran las normas de la Unión Europea en el tema, el gasto debería rondar 21 mil millones de pesos por año. Ningún candidato a la gubernatura se ha pronunciado específicamente al respecto. “El porcentaje del presupuesto dedicado al medio ambiente en una ciudad, un estado o un país no debe ser una cifra fija o constante.
Depende gran parte de la complejidad ambiental ecológica del lugar donde se ubica, de su biodiversidad, de la forma que funcionan sus ecosistemas, del grado de degradación de los mismos y las repercusiones negativas que le causa a la sociedad. Porcentaje del presupuesto que dedica los Países Bajos a contener el océano, no es similar al que dedica la Ciudad del Cabo en Sudáfrica para asegurar su abasto de agua, o el que debe dedicar México para proteger su diversidad biocultural”, señala el investigador de la UdeG, y coordinador del Museo de Ciencias Ambientales del Centro Cultural Universitario, Eduardo Santana Castellón. “En la Unión Europea, el gasto nacional en protección ambiental relativo al producto interno bruto (PIB) fue del 2.1 por ciento en 2015. Este índice no muestra una evolución fuerte durante el período 2006-2015. Se observó un aumento entre 2006 y 2009, el gasto en protección ambiental pasó de 2 por ciento a 2.2 por ciento del PIB. Para un país como México, con tanta dependencia de sus ecosistemas, y además con tantas repercusiones negativas producto de fenómenos ambientales como huracanes, heladas, y sequías ocurriendo en lugares donde hay una degradación ambiental tienen costos y daños muy altos, el porcentaje de nuestro producto interno bruto debiera ser similar o superior”, agrega.
La incongruencia entre decir y prometer, y el consecuente hacer, es una de las actitudes típicas del humano, al grado que el más prolífico escritor de la lengua española, Félix Lope de Vega y Carpio, tituló una comedia “Obras son amores, y no buenas razones”, en alguna fecha cercana a 1625. Cuatro siglos después, y no obstante la creciente trascendencia del tema ambiental en el discurso político de México y Jalisco, la tradición no se pierde: la asignación de presupuesto no es proporcional a lo que se dice en el discurso. Jalisco, con un PIB en 2016 de un billón 109,591 millones de pesos, y bajo la consideración de que está más expuesto a trastornos que cualquier país de la UE, sólo tiene el presupuesto anual de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet) sumado al gasto “transversalizado” del estado, con menos de mil millones de pesos, aunque sea la mayor asignación histórica al tema en cualquier gobierno.
Las delegaciones federales han reducido en algunos casos a cero su inversión en temas de vida silvestre. Los recursos para saneamiento de agua están fuertemente limitados al presupuesto de la Comisión Estatal del Agua (CEA), que también hace obras de abastecimiento además de operar plantas y sistemas. Si se tomara por bueno el dato de que toda esa asignación de la CEA tiene repercusiones ambientales positivas (y muchos especialistas cuestionarían eso), en resumen, la totalidad de las asignaciones no rebasaron 1,800 millones de pesos en 2017. ¿Por qué invertir tanto en conservación y lucha contra el deterioro ambiental? “Lo ambiental debería ser eje porque es Indispensable vincular la propuesta política a la realidad.
El patrimonio económico se sustenta fuertemente en el patrimonio natural y uno puede ser motor del otro en la medida en que hay un aprovechamiento sostenible: algunos no pueden serlo nunca y por ello el paradigma económico debe cambiar. También es esencial reflexionar que el bienestar y la calidad de vida dependen de un ambiente sano que no puede crearse ni directamente restituirse mediante recurso económico: el aire y el agua de calidad, así como tierras que garanticen seguridad alimentaria no se crean con poder económico sino con conductas reiterativas de largo aliento que aseguren aprovechamientos sostenibles, responsables”, secunda la abogada especializada en temas ambientales, Carla Aceves.
En buena medida, las plataformas políticas tienen fuertes carencias de conocimiento y metodología para llegar a esas conclusiones, aunque un tercer especialista consultado, Sergio Graf Montero, asegura que tanto Enrique Alfaro como Miguel Castro se acercan más a ese enfoque. Prometer no empobrece Siete especialistas ligados al tema, y consultados desde la diversidad de sus disciplinas por MILENIO JALISCO para valorar la oferta en políticas ambientales de los candidatos al gobierno del estado, encuentran, no obstante, que el problema tiene más fondo: ni siquiera en el discurso queda clara la prioridad. “Alarmantemente ninguno de acerca: observo visiones parciales, incompletas, y en algunos casos desinformación. Es indispensable una visión integral que atienda las necesidades inmediatas de cara al futuro. No observo una comprensión de las diversas problemáticas urgentes, tampoco la intención de un cambio integral hacia un paradigma distinto.
La necesidad imperiosa de proteger y salvaguardar los derechos humanos, en la actualidad, se confunde con la supremacía de lo humano sobre los elementos de los cuales vive y que no puede crear”, sigue la abogada ambiental. “No sé de porcentajes pero debería ser congruente con la magnitud de la propuesta: si se propone calidad y cantidad del agua, hay que sustentarlo con obras y tecnología ; si se habla de ciudades inteligentes con espacios públicos de calidad, la obra pública e intervención en equipamiento que lo allane debe ser considerado en cada caso específico ( áreas verdes de calidad, captación pluvial, estaciones de medición de calidad del aire, infraestructura eléctrica, solar, ciclista, y de tratamiento y disposición de residuos y aguas); no observo en ninguno un sustento serio e informado a las afirmaciones de ‘ciudades inteligentes ‘ o ‘con bienestar”, subraya. Desde la especialidad en el tema agropecuario, el ex titular de la Secretaría de Agricultura de dos gobiernos de la república, Francisco Mayorga Castañeda, advierte: “siendo lo ambiental lo que incumbe a la casa común, la casa de todos, si debería ser un eje de política pública. No veo a ningún candidato con propuestas integrales al respecto. Creo que no es un tema de dinero, sino de políticas públicas y de gestión. Debe ser un tema transversal, permeando Educación, Salud, seguridad, economía, arte, folclor, cultura. A lo que le dedicaría presupuesto es al saneamiento de agua”.
El presidente del Observatorio Ciudadano del Agua, Juan Guillermo Márquez Gutiérrez, resalta: “…si consideramos que para que pueda producirse desarrollo, se deben atender por igual las seis dimensiones interrelacionadas del mismo: social, económica, política, ambiental, cultural y espiritual o ética para el desarrollo. Si excluimos cualquiera de ellas, o no la atendemos de manera equitativa con relación a las demás, no podremos tener desarrollo y a lo sumo podremos, si acaso, tener algún crecimiento, que no es lo mismo que desarrollo. No perdamos de vista que el medio ambiente es el que nos contiene y provee de lo necesario para nuestra subsistencia y actividades, de ahí la importancia de mantenerlo sano y funcional por siempre”. No ve propuestas sólidas en los candidatos a gobernador. “Ninguno, solo lo abordan en sus propuestas de manera superficial, genérica y ‘romántica’. No tienen un diagnóstico realizado por especialistas que permita conocer dónde estamos parados, un plan dónde queremos estar y en qué tiempo para poder considerar los recursos que deban destinarse en cada etapa de dicho plan”. “¿Pues qué quieres tú que sean los servicios personales? Que en esta edad, dar la hacienda no sé si sea más que la vida…”, se justifica Felisardo, rey de Ungría (sic), por sus muestras materiales de amor a Laura, una dama cuestionadora. Quizás para “Obras son amores, y no buenas razones”, el amor exija otras pruebas. Pero en el tema de políticas públicas, para Jalisco y México, ni siquiera la escala material alcanza la ambición ofrecida por el angustiado enamorado Felisardo.
Tres voces Enrique Jardel, investigador de la UdeG y especialista forestal “Las cuestiones ambientales tienen que ver con la vida material de la sociedad (la economía), con la salud y la alimentación, con el bienestar de la gente, con la seguridad y la protección civil, con los derechos humanos y, en general, con todos los asuntos de los seres humanos viviendo en sociedad. El problema con la cuestión ambiental o, dicho de otro modo, con la ecología de la especie humana es que se ve como un asunto sectorial, reducido al cuidado del medio ambiente”‘, desligado de la economía, la cultura, las instituciones sociales y la política. Esta visión sectorial acota o demarca asuntos que son de carácter transversal y los reduce a un conjunto limitado de acciones: control de la contaminación, disposición de desechos sólidos, protección de áreas naturales y especies raras o amenazadas, entre otros. Se pierden de vista las interconexiones entre la cultura, la economía y las instituciones y el entorno ecológico”.
Sergio Graf Montero, consultor forestal y de áreas protegidas “Los ambiental debería ser eje de un proyecto político porque las actividades económicas y el bienestar de la sociedad son fuertemente dependientes del capital natural y los servicios ecosistémicos que genera la biodiversidad. Porque mantener la capacidad de los ecosistemas a proveer los servicios ambientales constituyen un valor público esencial que aseguran el desarrollo económico y el bienestar de la población. Especialmente en lo relacionado a la disponibilidad de agua para las ciudades y el sector productivo y la regulación atmosférica como resumideros de carbono […] La Semadet es tal vez la única secretaria de medio ambiente estatal del país que cuenta con un presupuesto que marca cierto compromiso gubernamental por el tema ambiental. Siempre son necesario más recursos que se ejecuten directamente y tal vez la mayor necesidad de inversión complementaria de recursos sería para fortalecer la política forestal y de conservación de la biodiversidad”.
Arturo Curiel Ballesteros, investigador de la UdeG “No se puede concebir una idea de bienestar, público o social, sino está incorporado la parte ambiental […] lo ambiental es fundamental para un proyecto político, porque de ahí depende el agua que tomamos, el aire que respiramos, la parte de los alimentos que consumimos, en fin, nuestra posibilidad de alcanzar la expectativa de vida depende en la medida que tengamos las condiciones ambientales para lograrlo. Yo he revisado lo que se ha estado planteando, pero realmente esta visión sistémica y articulada, no la veo en una propuesta, no veo ni el vínculo insustituible de la parte del ambiente, ni tampoco veo claridad respecto a la conservación de un patrimonio; veo más bien propuestas que me remiten a 30 o 40 años, en que se decía: voy a limpiar el rio, voy a salvar Chapala, pero no es claro por qué es necesario hacerlo; se sigue pensando en acciones mecánicas, pero la visión estratégica para anticipar un futuro deseable, realmente, eso no lo veo…”. SRN
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