Diagnósticos sobre libertad de expresión
Redes sociales, desinforman más
Excélsior
Paul Lara
13 de noviembre de 2017
Mucho se habla sobre la apertura de las redes sociales como plataformas libres, donde la censura es mínima, razón por la cual son muy utilizadas por políticos, celebridades, periodistas, asistentes a conferencias, expertos que trabajan en temas de rápido movimiento, en fin, por millones de personas en general para “informar” sobre diversos temas.
Cómo hemos venido platicando desde hace unas semanas, esta “apertura” fue explotada por gobiernos contendientes que influyeron en las elecciones de Estados Unidos, desinformando y haciendo creer a las masas noticias falsas que afectaron su percepción sobre tal o cual candidato.
Algunas redes sociales, como Twitter, se han posicionado como plataformas de noticias, incrementando inclusive la semana pasada sus caracteres para que se tenga más espacio para dar a conocer el “qué está pasando”. Facebook no se queda atrás.
Desde esta perspectiva, la pregunta es ¿qué está pasando con la desinformación en las redes sociales?, ¿y qué se hace para evitarla?” En el caso de Twitter, esto se ha complejizado, pues esta compañía está haciendo más fácil ocultar las pruebas de irregularidades y dificultando la investigación del abuso al limitar y monitorear la investigación de terceros, y al obligar a las empresas de datos a eliminar pruebas según lo soliciten los usuarios.
Desde hace un par de años, la firma con sede en San Francisco ha sido la plataforma elegida por las agencias de inteligencia adversarias, las cuentas maliciosas automatizadas (llamadas bots) y los extremistas, para dar a conocer “información” en pro de mover conciencias hacía un fin ideológico determinado.
Así como Twitter, Facebook, impulsada por la ideología de “libertad y apertura”, sin olvidar el mercado, se ha convertido en una amenaza para la democracia “abierta y liberal”. A finales de 2016 e inicios de este 2017, la red social de Mark Zuckerberg trató de enfrentar el abuso y la desinformación mediante la contratación de un equipo de seguridad de primer nivel, mejorando la autenticación de sus cuentas y abordando la desinformación. Pero, ¿ha funcionado?
Twitter ha hecho lo contrario. Tiene un equipo de seguridad rudimentario y solitario. La compañía parece negar el alcance de la desinformación e incluso optimizó su plataforma para ocultar bots y ayudar a los operadores adversarios a eliminar pruebas incriminatorias no sólo en su plataforma, sino incluso de los archivos de terceros proveedores de datos.
La plataforma siempre ha permitido a los usuarios registrar cualquier identificador disponible, en tantas cuentas como deseen, de forma anónima, sin nombre real, en marcado contraste con Facebook. Los usuarios siempre pueden eliminar contenido, deshacer compromisos y suspender sus cuentas. Existen sólidos argumentos de privacidad a favor de otorgar a los usuarios el control total de sus datos, incluso después de la publicación.
A pesar que desde su aparición Twitter ha reflejado esos valores y los ha mantenido contra la presión de gobiernos antidemocráticos, eso ha hecho que la plataforma sea fácil de explotar en temas de desinformación.
Si hablamos de bots, esas cuentas automatizadas que ayudan a masificar “información”, la red social del pájaro azul es la número uno. Según información de la Atlantic Council, el número total de bots en Twitter asciende a millones, dado que una acción bot individual puede involucrar más de 100 mil cuentas. Hay que dejar en claro que un usuario moderadamente técnico puede crear y ejecutar un bot simple en cuestión de horas.
El pobre desempeño del mercado de Twitter empeora el problema. La plataforma de noticias sociales, en contraste con Facebook o Google, no gana casi dinero por este tema. Por tanto, presta más atención a sus accionistas. Una de las métricas más importantes para el precio de sus acciones es la “base de usuarios activos”. Millones de bots y cuentas falsas están aumentando las cifras, lo que hace que la base de usuarios activos parezca mucho más grande de lo que realmente es.
El mercado abierto está creando un incentivo para esconder los bots. Si Twitter se viera obligado a admitir el verdadero alcance de las cuentas falsas y el tráfico falso en su plataforma, podría ser la muerte del pequeño pájaro azul. Hay que recordar que muchos de sus usuarios se están pasando a la red social con más caracteres, Mastodon, y el subir a 280 caracteres su servicio es una respuesta que podría no funcionar.
Muchos dicen que la era del clic ha matado al periodismo, lo cual es falso. Sin embargo, ¿no es cierto que muchos “periodistas” hoy se sientan frente a sus teléfonos inteligentes, a la espera de un tema de moda? Cuando encuentran uno, su fuente es… Twitter. Conozco a muchos, y eso es una lástima en estos tiempos de desinformación social.
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