Reconocimientos
Excélsior
JC Vargas
2 de octubre de 2016
La mudanza comenzó en el momento en que aparecieron cajas de cartón por doquier, cuando algunos miembros del equipo de Redacción descolgaron algunos cuadros, como si arrancaran la historia de una piel de cemento y cal que durante muchos años se convirtió en la casa de Excélsior.
Ahí estuvieron la Doña María Félix y Jorge Negrete, Cantinflas, Pedro Infante, San Juanico, el terremoto del 85, El Púas Olivares, Diego y la mano de Dios, Hugo, JC y Valenzuela. Todos convertidos en recuerdos enmarcados que fueron arrancados y llevados a la Dirección Editorial.
La señal estaba dada: “Nos mudamos a Copilco”. Y en cada uno de los cinco pisos, en Bucareli 1, inició la mudanza. Unos antes y otros el fin de semana. El personal metió sus documentos y parte de su vida en cajas de cartón. Hubo un huequito para las emociones, para la foto del recuerdo, las selfies de último minuto en la Redacción, la rotativa que sigue su curso, las escaleras y en la llamada Esquina de la Información. Sí, bajo la lluvia y ante la mirada de curiosos que detuvieron el paso.
Las imágenes se pueden recordar en cámara lenta. Directivos, editores, reporteros, fotógrafos, diseñadores y personal del diario subiendo y bajando las escaleras, con cajas de cartón en brazos, tomándose fotos en cada rincón del inmueble. Desde el enorme búho del vitral que saluda a los visitantes hasta el último piso, en donde los jóvenes de internet también guardaban sus pertenencias.
En la oficina de Pascal Beltrán del Río, director editorial y capitán del barco, estaban las fotografías históricas. Entre los personajes en blanco y negro estaban Gabriel García Márquez, un cuadro de Revista de Revistas, portadas históricas, así como una reunión entre Rafael Alducin, Rodrigo de Llano y Becerra Acosta.
Si uno ponía atención, encontraba un cuadro de la Redacción de Excélsior en los años 30, cinco años después de que el diario se mudara a Paseo de la Reforma. Porque Excélsior nació hace casi cien años, de la mano de Rafael Alducin y un grupo de 36 periodistas, en un local entre las viejas calles de Colón y Rosales. Dicen los viejos trabajadores de El Periódico de la Vida Nacional que éste tuvo edificio propio, maquinaria nueva y una estación de radio en los años 20, cuando Excélsior se mudó a la calle de Artículo 123, donde el apoyo de Rodrigo de Llano (visionario y corresponsal en Nueva York) haría crecer al diario.
Fue tal el crecimiento del periódico que pronto se cambiaría a Reforma y poco a poco adquiriría predios en Bucareli. Tras la muerte de Alducin, la aparición de la cooperativa y la llegada a la dirección de Rodrigo de Llano Excélsior se convertiría en el gran diario del país, con las Últimas Noticias y la Segunda Edición, así como Jueves de Excélsior y la ya existente Revista de Revistas.
Escribimos del viejo edificio puesto que la Esquina de la Información aún era un puñado de comercios, donde tiempo atrás existió una gasolinería. En aquellos años Bucareli era de doble sentido y se paseaba en tranvía.
Si uno sube los 121 escalones que dan hacia el último piso del viejo edificio, encontrará un tesoro en el Archivo gráfico, donde existe la historia del mundo en los últimos 100 años. Ello en fotos, negativos, periódicos viejos, revistas y hasta documentales que se proyectaban en los viejos cines Roble, Internacional, Orfeón, Latino e Insurgentes.
Hojear al azar, volver a leer los sucesos de la Segunda Guerra Mundial, la desaparición de Hitler, la Expropiación Petrolera, el Escuadrón 201, la muerte de Pedro Infante, la llegada del hombre a la Luna, el terremoto del 57, cuando el Ángel aterrizó en el piso. También los Juegos Olímpicos en México y el movimiento del 68.
Fue precisamente en aquel año cuando a Excélsior llegó Julio Scherer y con él periodistas de la talla de Granados Chapa, Vicente Leñero y Ricardo Garibay. Scherer no sólo conformaría un gran equipo, sino que le daría al diario sus mejores años a nivel editorial.
Y sin embargo, dicha época se detendría en el 76, cuando el gobierno de Luis Echeverría originó el llamado “golpe a Excélsior”, cuando Scherer y los periodistas se mudaron a otros rumbos, dejando el diario en manos de Regino Díaz Redondo.
Como anécdota, valdría la pena comentar que en los años 90 existió un enorme búho en la azotea del viejo edificio de Bucareli 9, llamado Maclovio. El plumífero pronto tendría su pareja, la Maclovia. Un día desaparecieron sin dejar rastro. Como también desapareció el restaurante Ambassador, que perteneció al diario y se encontraba sobre Reforma. Aquel sitio era frecuentado por la crema y nata de la política. Un lugar con una pecera gigante y tiburoncitos alimentados por varios trabajadores.
Tiempos de capturar la historia en la vieja máquina de escribir Remington, cuando el ruido de los teletipos irrumpía en los talleres, mientras el humo de cigarrillo era permitido en las redacciones. Los viejos periodistas aún recuerdan las máquinas, las hojas de papel bond y el carboncillo para las copias. La grabadoras enormes de casette, los teléfonos locales, la televisión en blanco y negro. Después llegaría el color, aquel invento llamado fax y las computadoras cuadradas y con disco de cartón.
Atrás quedaban los años y las crónicas de la China Mendoza, Manuel Buendía y Manuel Seyde, con todo y sus ratones verdes. Excélsior también evolucionaba. Los escritorios de metal se transformaron en módulos de madera, computadoras más eficaces, las agencias y otras plumas. La Esquina de la Información tendría sus momentos de crisis a inicios del año dos mil. Tiempos difíciles.
Y llegamos a 2006, cuando Grupo Imagen Multimedia rescató al periódico y la Esquina de la Información volvió a cobrar fuerza. Excélsior se uniría a Imagen Radio y, más tarde, a Cadena Tres. Surgiría excélsior.com. Son tiempos de las redes sociales, el Twitter, el Facebook y la web. Con el paso del tiempo Grupo Imagen Multimedia crece y decide mudar al equipo completo a las nuevas instalaciones ubicadas en Copilco, donde existió la mueblería Hermanos Vázquez.
Pronto nacerá Canal 3 y con ello nuevos retos para todo el equipo. Serán también otros rumbos para Excélsior, periódico que ha tenido varias mudanzas, pero siempre con el objetivo de seguir creciendo.
Por eso, el fin de semana fue tiempo de mudanza, de cajas de cartón llenas de libros, objetos personales e ilusiones. La nostalgia y las fotos del recuerdo han quedado atrás. El remolino de imágenes, el diario quehacer del periodismo, el olor a tinta, el ruido de las teclas, el cuarto oscuro para el revelado de las fotografías que darían la vuelta al mundo, las entrevistas en blanco y negro. Los teletipos, el fax, la laptop, la videoconferencia, las fotos desde el celular. Las cajas de cartón tan llenas de tantos recuerdos. Comienza la nueva etapa, a 13 kilómetros de la otrora llamada Esquina de la Información.
Son tiempos de cambio. De nuevos retos.
Agresiones contra periodistas o medios
Asesinan a fotógrafa canadiense en México
Diario NTR
AP
02 de octubre de 2016
Una mujer que fue encontrada estrangulada al lado de un camino cerca de la ciudad sureña de Mérida fue identificada como la fotógrafa canadiense Barbara McClatchie, informó la procuraduría del estado mexicano de Yucatán.
El cuerpo de la mujer de 74 años fue hallado el viernes en la madrugada a un costado de una carretera entre Mérida y Cancún, señaló la procuraduría en un comunicado. Posteriormente, la dependencia confirmó que el cuerpo era el de McClatchie y que su muerte está siendo investigada.
De acuerdo a su cibersitio, su trabajo había aparecido en la prestigiosa revista National Geographic. McClatchie apoyaba a una galería sin fines de lucro en Mérida, de nombre La’kech.
En Mérida viven muchos expatriados y extranjeros, y en gran medida no ha sido presa de la violencia que azota a muchas partes del país.
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