INAI
“Derecho al olvido” en Latinoamérica: un paso hacia adelante, dos pasos hacia atrás
Homo Zapping
Marianne Díaz
01 de septiembre 2016
Recientes sucesos en México y en Perú ponen de manifiesto la tensión entre los derechos individuales de cancelación y oposición en el tratamiento de datos personales, y el interés colectivo en el acceso a la información pública. En junio pasado, la Dirección General de Datos Personales peruana resolvió el primer caso de “derecho al olvido” en ese país, ordenando a Google que desindexaran ciertos resultados de búsqueda relativos a una acusación penal en contra de un ciudadano peruano. La solicitud de remoción de contenido, iniciada en 2009 ante un tribunal penal, desencadenó una multa de alrededor de 75 mil dólares fijada por la autoridad nacional de protección de datos ante la negativa de Google a cumplir con la sentencia.
En torno a esta medida, la organización peruana Hiperderecho ha esbozado argumentos similares a los esgrimidos por otros representantes de la sociedad civil en la región: asignar responsabilidad a los intermediarios con respecto al contenido publicado por terceros crea un estímulo para la censura privada, sin contar con la carga económica y logística que representa para estos prestadores de servicio.
De manera similar, en 2015, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI, en ese entonces simplemente llamado Instituto Federal de Acceso a la Información) mexicano ordenó a Google retirar un enlace a la revista “Fortuna”, que vinculaba al empresario Carlos Sánchez de la Peña con actos de corrupción. La organización mexicana R3D, en representación de la revista “Fortuna”, interpuso una demanda de amparo contra dicha decisión, argumentando que la medida constituía una forma de censura y violaba el derecho a la libertad de expresión. Esta medida fue finalmente concedida en segunda instancia en días recientes, dejando sin efecto la resolución del INAI.
No obstante ser considerada un triunfo, no podemos olvidar que la sentencia que concede el amparo no se pronuncia sobre el fondo del asunto, sino sobre el carácter de tercero interesado de “Revista Fortuna”, determinando así que al haberse violado la garantía de audiencia, no era necesario considerar los demás argumentos. Esto significa que el procedimiento de protección de derechos ante el INAI se reinicia, exigiéndose al INAI que se conceda derecho de audiencia a la “Revista Fortuna” como parte interesada en el procedimiento.
Ahora bien, no entraron en consideración los argumentos de R3D con respecto a que la orden de remoción de enlaces de un motor de búsqueda constituye una medida de censura previa y menoscaba el derecho a difundir información, de modo que no existe al respecto ningún pronunciamiento oficial hasta el momento.
Estos casos contrastan con otros donde la discusión en torno a esta remoción de resultados de búsqueda, se ha tomado como base para otras decisiones cuestionables, como ocurrió en Chile a principios de 2016. En este último caso, es precisamente el temor frente a la posibilidad de encontrar con facilidad cierta información que llevó no a la desindexación, sino a la eliminación de una noticia completa en su versión digital.
La tensión entre el derecho de cancelación y remoción de datos personales y el derecho colectivo de acceso a la información de interés público persiste. Todo apunta a que nos tomará un tiempo establecer los límites del interés público, una delgada línea cuya complejidad además cambia con el paso del tiempo. Si los tribunales hasta ahora han reconocido que el interés público puede disminuir al transcurrir el tiempo, ¿no es cierto también que podría aumentar? ¿Qué nos dice que lo que no tiene interés público hoy, no pueda tenerlo dentro de diez años?
En países con historias complejas y convulsas como los de Latinoamérica, la preservación de la memoria quizás tenga, cada vez más, una importancia clave para la libertad de expresión y el ejercicio de la democracia.
Diagnósticos sobre transparencia
Transparencia,factor fundamental de democracia
El Universal
Guillermo Ruiz de Teresa
Hace unas semanas escribí en este espacio acerca de cómo comunicamos las acciones del gobierno. Es innegable que, en los últimos tres años, hemos avanzado con reformas estructurales que fomentan nuestro potencial, pero parte primordial es hacerlo con transparencia y esto lo tenemos que comunicar y comunicar bien.
La transparencia, la rendición de cuentas, la participación ciudadana y la innovación para atender los problemas públicos a los que se enfrentan los gobiernos democráticos se ha convertido en una obligación en la comunidad internacional. Al respecto, la participación de México en la Alianza para el Gobierno Abierto, (iniciativa internacional integrada por 70 países, de la que México ocupó su Presidencia en 2014-2015), supone el reconocimiento y compromiso del Gobierno de México con estos principios lo que le permitirá crear un frente común contra la corrupción.
El Gobierno Abierto es un componente esencial en la vida pública y en la moderna gobernanza de las naciones. Como lo mencionó el presidente Peña Nieto, los gobiernos abiertos crean puentes y plataformas que acercan a ciudadanos y autoridades para colaborar juntos en esta nueva fase de la democracia.
Como parte de estas responsabilidades, el gobierno de la República ha implementado dos planes de acción con proyectos conjuntos entre gobierno y sociedad civil. Está por presentarse este mismo mes el 3er plan de acción que tendrá una vigencia hasta 2018 y estará alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de Naciones Unidas.
El gobierno del presidente Peña Nieto promulgó, en mayo de 2016, la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública en donde se consolida la apertura de las instituciones federales, por medio de la participación de Gobierno Abierto, creando para ello la plataforma de Datos Abiertos (datos.gob.mx).
La SCT, comprometida con la transparencia y con los estándares internacionales de rendición de cuentas, ha implementado páginas de Gobierno Abierto en los tres proyectos de mayor importancia el “Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, la “Red Compartida” y ahora el “Nuevo Puerto de Veracruz”.
El Nuevo Puerto de Veracruz es el proyecto de infraestructura portuaria más importante de los últimos 100 años. Su construcción generará más de 140 mil empleos directos e indirectos con una inversión estimada en 31 mil millones de pesos, gran parte con inversión privada, lo que es una prueba de la confianza de los inversionistas. Con estas obras, el puerto cuadriplicará en la última etapa su capacidad instalada pasando de 22 a 90 millones de toneladas.
En la página de Gobierno Abierto del Nuevo Puerto de Veracruz, cualquier ciudadano podrá conocer toda la información de esta magna obra; planeación, presupuesto, licitaciones, contratación, adjudicación e implementación de cada paso que vayamos dando.
Con estas acciones, estoy convencido que todos podemos ser actores en este nuevo paradigma de la transparencia proactiva.
Cada día somos un país más democrático y plural. Somos un país donde los proyectos de infraestructura pública son verdaderamente públicos porque están a la vista de todos. La transparencia de estos proyectos es parte de un proceso de diálogo entre el gobierno y la sociedad. Es un proceso en el que el gobierno se vuelve un asunto de todos. La SCT está haciendo su parte.
Alivia en TV UNAM salida de Alvarado
Reforma
Francisco Morales
02 de septiembre de 2016
“Nos trataba como nacos con lentejuelas”, ironiza un empleado de TV UNAM. El comentario produce la risa de su compañero, quien lleva 16 años laborando para la televisora, y se apresta a secundar: “Tal cual”.
Apenas dos horas antes, un boletín de prensa enviado por la Universidad anunciaba la renuncia del aludido, Nicolás Alvarado, a la dirección del medio. Los empleados, reunidos en la entrada de las oficinas en su hora de comida, se enteraron por redes sociales.
Según se explica, el Rector de la UNAM, Enrique Graue, aceptó la renuncia de quien propuso para el cargo en enero pasado. No se enlistan las causas, pero, para los trabajadores, la razón de su salida es clara.
“Ahorita todos nos paramos en la explanada central y echamos un ‘¡Noooa Noooa! ¡Noooa Noooa!'”, bromeaba otro trabajador de overol, ante la risa de sus compañeros.
Por los pasillos de TV UNAM, las referencias a Juan Gabriel son ineludibles. La renuncia de Alvarado vino tras una intensa jornada de críticas en las redes sociales a partir de una columna periodística que escribió a propósito del deceso del cantante.
En ella, el ahora ex funcionario atribuye a su “clasismo” que la figura y música del compositor no le inspiren idolatría. Ahí expuso, por ejemplo, que las lentejuelas de Juan Gabriel -en alusión a su vestuario- no le disgustaban por “jotas” sino por “nacas”.
Aunque escueto, el boletín parecía también referirse a lo mismo: “La Universidad Nacional refrenda su compromiso con el esfuerzo y el talento de los miembros de su comunidad, así como con valores universitarios como la tolerancia, y el respeto a la pluralidad y a la diversidad”.
“Para nosotros, como trabajadores, esto es un logro”, aseguró José Luis Lechuga, delegado del sindicato laboral de la televisora. “Cometió su grandísimo error: Estamos ahorita como universitarios con lo de equidad de género y tampoco se valen ese tipo de comentarios”.
Recientemente, la UNAM se adhirió a la campaña He for She de ONU Mujeres, que busca erradicar la violencia de género. Como parte de estas acciones, el edificio de la Dirección General de TV UNAM lleva una manta rosa en la que se lee “Respaldamos la igualdad de género”.
Los problemas de Alvarado dentro de la televisora, denuncian los empleados, van más allá de sus dichos sobre Juan Gabriel. A decir de los consultados en las instalaciones, durante su gestión de siete meses se realizaron alrededor de 20 despidos de personal.
Para el cineasta Carlos Mendoza Aupetit, maestro del CUEC, que se encuentra junto a TV UNAM, el clasismo del que se acusa a Alvarado se expresó también en prácticas laborales.
“Si no hubiera sucedido la renuncia, en poco tiempo hubiera tenido problemas muy serios por el modo de tratar a los trabajadores de la televisora”, asegura.
El trabajador con 16 años en la televisora, quien no quiso dar su nombre y cargo, le da la razón: “Llegó con un equipo nuevo y no fue como para escuchar ni conocer a la gente que ya estaba trabajando aquí”.
Alvarado, acusan, no les daba ni los “buenos días”.
A decir de empleados consultados al azar, todavía se tiene miedo de que con los subdirectores que contrató continúen los despidos.
“No creo que el problema fueran tanto los contenidos ni el programa en sí, sino la actitud hacia los trabajadores”, expresa su compañero.
Durante su breve dirección, Alvarado -cuya oficina declinó dar entrevistas- renovó la imagen de la televisora y cambió su programación, anunciando 10 series de estreno en colaboración con dependencias universitarias.
Este jueves, sin embargo, poco de esto importaba a los trabajadores ante la renuncia.
Entre tantos otros que bromeaban al respecto, dos empleados salieron de las oficinas a la hora de comer haciendo bailes burlones y entonando en falsete una canción elegida a modo: Cada quien su camino.
Aconsejan expertos relevo transparente
En la designación de la persona que conduzca TV UNAM tras la renuncia de Nicolás Alvarado deben evitarse las decisiones unilaterales, aconseja la investigadora Patricia Ortega.
“Se pueden instaurar mecanismos para que el Rector forme una terna y sea el Consejo Universitario el que elija, después de valorar el perfil de distintos candidatos, o podría ser el revés: que el Consejo Universitario proponga una terna al Rector y éste decida.
“Hay que evitar la improvisación que tanto daño ha hecho a los medios sin fines de lucro y fomentar la transparencia. Ésa sería para mí la principal lección de este episodio”, dijo la académica de la UAM.
Ortega y el investigador Raúl Trejo Delarbre figuran entre las voces que criticaron, en enero, el nombramiento de Alvarado, más cercano a la televisión privada que a la pública. Este jueves ambos señalaron que el debate debe centrarse en TV UNAM, no en las opiniones personales del comunicador.
“Cuestioné designación de Nicolás Alvarado en @tvunam. Ahora deploro que su renuncia se deba a la intolerancia ante sus opiniones personales”, tuiteó Delarbre.
“El señor tiene derecho y libertad de expresarse”, enfatizó Ortega. “Tendría que evaluarse si el clasismo que reconoció estaba interfiriendo en las decisiones que se tomaban en TV UNAM”.
La oficina de comunicación social de la Universidad informó que el nombramiento del nuevo director no será inmediato.
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