Libertad de expresión
Diagnósticos sobre libertad de expresión
El Universal
Octavio Islas
8 de abril de 2016
¿Cómo poder revertir la vigilancia que a través de Internet realizan la gran mayoría de los gobiernos? Esa fue una de las preguntas que sustentaron la pertinencia de crear Wikileaks
Los gobiernos han convertido a Internet en un complejo sistema de vigilancia al detalle. El panóptico perfecto. Al amparo de un nacionalismo exacerbado y ramplón, amén de la recurrente explotación discursiva del imaginario terrorista, no pocos gobiernos pretenden justificar la interceptación “táctica” de todos los metadatos en Internet de los ciudadanos.
La clase política ha pretendido despojar a la ciudadanía de la gobernanza profunda de Internet. El razonamiento resulta tan elemental como efectivo: cuanto más vigilancia tengas, mayor control tendrás.
No pocos gobiernos se han abrogado la facultad de poder vigilar a los ciudadanos en Internet. Un asunto de seguridad nacional —pregonan insistentemente—. En cambio, los ciudadanos no pueden exigir a los gobiernos el transparentar sus acciones y exigirles la indispensable rendición de cuentas en sus actos. La asimetría resultante precisamente responde a las exigencias de sometimiento.
Para afirmar la vigencia de tal asimetría, las clases políticas y poderosos sectores empresariales impulsan determinadas iniciativas destinadas a censurar Internet. Un ejemplo de ello, el Acuerdo Comercial de la Lucha contra la Falsificación (ACTA), así como el Acta de cese a la piratería en línea (SOPA).
En México algunos políticos buscaron replicar las referidas iniciativas, destacando la llamada “Ley Döring”, que presentó Federico Döring, del Partido Acción Nacional (PAN) en diciembre de 2011; la llamada “Ley Fayad” (Ley Federal para Prevenir y Sancionar los Delitos Informáticos), que en octubre de 2015 presentó Omar Fayad, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), con la cual pretendía ser criminalizado el uso de Internet.
En alguna ocasión Julian Assange, fundador de WikiLeaks, afirmó que históricamente los periodistas habían hecho muy poco por obligar a los gobiernos a transparentar sus acciones y obligarles a emprender la rendición de cuentas de sus actos. Por ello, afirmó Assange, fue concebido WikiLeaks.
En un hecho sin precedentes en la historia del periodismo, un grupo de periodistas de investigación que integran el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés), publicó el domingo 3 de abril una serie de documentos confidenciales de la firma panameña Mossack-Fonseca, revelando la existencia de algunos paraísos fiscales utilizados por empresarios, políticos, reconocidas celebridades del mundo del espectáculo y los deportes, así como presuntos líderes del crimen organizado (véase el sitio: https://panamapapers.icij.org/).
Los 11.5 millones de documentos que fueron filtrados al Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICDJ), dan cuenta de la existencia de una red clandestina internacional dedicada al lavado de dinero en diversos paraísos fiscales, revelando, de facto, la presencia oculta de un sistema financiero internacional alternativo: la verdadera economía profunda: “Donde pones tu dinero, pones tu poder”, sentenció Assange.
Los documentos filtrados fueron proporcionados por una fuente anónima al diario alemán Süddeutsche Zeitung, el cual decidió compartirlos con ICIJ a través de 110 medios en el
mundo. En México el semanario Proceso y Aristegui Noticias fueron los únicos medios convocados por ICIJ para participar en esta gran investigación internacional.
La revelación de los Panamá Papers definitivamente dignifica al periodismo y empodera a la ciudadanía. Si los gobiernos emprenden la vigilancia al detalle de los ciudadanos, los ciudadanos legítimamente pueden vigilar las acciones de sus gobiernos y obligarles a rendir cuentas. En ello el periodista observa un rol de enorme trascendencia histórica.
Libertad de expresión
Diagnósticos sobre libertad de expresión
Radio wixárika, difunde la voz indígena de Jalisco
Excélsior
Adriana Luna
9 de abril de 2016
Prevén que una radiodifusora en su lengua natal, vinculada a la Universidad de Guadalajara, sea un detonante educativo
La Universidad de Guadalajara albergará la única radiodifusora en lengua wixárika de Jalisco, estará ubicada en San Andrés Cohamiata, municipio de Mezquitic, y transmitirá música y contenidos para los indígenas wixaritari.
Esta será una oportunidad única para que la comunidad universitaria y los jaliscienses descubran una cultura ancestral rica en tradiciones y para conservar viva esta lengua.
El rector de la UdeG, Itzcóatl Tonatiuh Bravo, informó a principios de marzo que en 2015, como parte del Programa de Universidad Incluyente, se entregaron 679 becas a estudiantes, algunos de origen indígena y otros con discapacidad. Y anunció: “un gran trabajo de innovación hecho por el Sistema Universitario de Radio, Televisión y Cinematografía, que permitirá abrir una radio wixárika que transmitirá en el idioma madre de esa comunidad, y permitirá ser un vínculo de unión entre la misma”.
En la primera quincena de mayo se ingresará la solicitud al Instituto Federal de Telecomunicaciones para entrar al aire antes de que concluya el año, ya se tiene autorizada la frecuencia. Actualmente se trabaja en los aspectos técnicos para transmitir la señal.
“La programación será proporcionada y puesta a disposición de la comunidad wixárika. Va a ser parte del grupo de emisoras que tiene la UdeG”, detalló a Excélsior, la directora de la Red Radio UdeG, Julieta Marón.
Con la emisora wixárika, la Universidad de Guadalajara contará con ocho estaciones transmitiendo en la entidad (Ameca, Autlán, Colotlán, Ciudad Guzmán, Puerto Vallarta, Lagos de Moreno y Guadalajara), además de Señal Global, que se transmite por internet.
El municipio de Mezquitic está ubicado en zona serrana a una altura de mil 380 metros sobre el nivel del mar, colinda con Nayarit y Zacatecas. 72% de su población es wixárika y sólo uno de cuatro tiene educación básica. Una radiodifusora en su lengua natal vinculada a la Universidad de Guadalajara podría convertirse en un detonante educativo.
“Tiene que ser una radio construida con los wixaritari. Es un pueblo con lengua viva. Los niños tienen oportunidad de seguir aprendiendo. Entonces, que llegue una radio que promueva el aprendizaje, la expresión en la propia lengua, es garantía de protección y promoción. Será una ventana abierta para promover su cultura, para ser conocidos como ellos quieren ser vistos.
“Esta radio será una herramienta para que no desaparezca esa lengua, ellos tienen un conocimiento enorme del mundo. Incluso no estaría mal que hubiera (un segmento) de wixárikas para no wixárikas, imagínate que pudieras tomar los sábados una clase de lengua y cultura wixárika.
“Es una oportunidad para conocerlos desde su propia voz”, señaló la coordinadora del doctorado en Educación e investigadora universitaria, Sarah Corona.
En Jalisco, hay casi 52 mil personas mayores de 5 años que hablan alguna lengua indígena, lo que representa menos de 1% de la población, según datos del Inegi de 2010.
“En todo el país se les ha obligado a aprender español, pero no se les ha permitido que sigan con sus costumbres y su lengua. ¡No se trata de eso, hay que conservar las dos! No debemos perder nuestras raíces. Es un proyecto comunitario, es radio comunitaria con público muy específico, es de wixárikas para wixárikas”, añadió Julieta Marón.
Se considera incluir en la programación información que necesita el pueblo wixaritari como campañas de vacunación, fechas para entregar documentos oficiales y recibir apoyos, solicitud de becas, información de ciclo escolar, programas de emergencia por condiciones climatológicas. Además de música, programas culturales y anuncios de felicitación, compra-ventas, fallecimientos, entre otros.
APUESTA CONTRA LA DESERCIÓN
Actualmente en la Universidad de Guadalajara (UdeG) se tienen matriculados a 438 estudiantes indígenas en nivel de preparatoria —57 de estos jóvenes son wixárikas— y en los centros universitarios se contabilizan 472.
Para su profesionalización, los indígenas se sienten atraídos o identificados con carreras que destacan aspectos de su tradición o bien por algunas que se requieren en sus comunidades como: arquitectura, artes y diseño, ciencias biológicas y agropecuarias, además de enfermería y medicina.
“En Centros Universitarios tenemos a varios grupos indígenas, además de wixárikas hay purépechas, mazahuas. Sí, están ingresando más por los apoyos que se les dan como estímulo económico”, externó la responsable del programa Universidad Incluyente, Ruth Domínguez González.
La investigadora de la UdeG visualiza que la radio comunitaria vinculará a la comunidad con la cultura y será un estímulo para continuar estudiando, disminuyendo así la deserción.
“Quienes no pueden venir a estudiar aquí lo están haciendo por medio de la Universidad Virtual. Se están comenzando a construir aulas con computadoras para que puedan trasladarse, que tengan la oportunidad de estudiar mediante la Universidad Virtual”, indicó Domínguez González.
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