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Encuestas
Mural
Roberto Gutiérrez
29 de mayo de 2015
En Analco, supuestos encuestadores se presentan ante los ciudadanos y muestran una identificación de MURAL, que es falsa, pues no laboran para esta empresa.
“Estamos haciendo una encuesta para el Periódico MURAL”, dicen en su presentación.
Los presuntos encuestadores solicitan a quienes entrevistan que les muestren la credencial para votar y anotan datos que incluyen nombre y domicilio de la persona.
Actualmente MURAL realiza encuestas en vivienda en Guadalajara. Sus encuestadores traen chaleco beige con el logo bordado de MURAL en rojo e identificación de esta Casa Editorial.
Nunca se solicita que muestren su credencial ni den su nombre.
Si eres abordado y dudas de la identidad del encuestador, puedes llamar al teléfono 3134-3704 para comprobar que procede de MURAL.
Mural
Sofía Orozco
29 de mayo de 2015
A unos días de que terminen las campañas y que, como menciona el IEPC, nos sean otorgados (como en Semana Santa) 3 días de silencio para la reflexión, hablemos de Guadalajara, en donde la carrera por la elección ha levantado pasiones muy por encima del resto de los demás puestos en juego este 7 de Junio.
Imaginemos un escenario en el que no mencionamos siglas partidarias, ni pasados tormentosos, ni malas compañías, sino simplemente a 3 hombres quienes, después de sortear toda clase de inclemencias, llegan a la recta final de la contienda con posibilidades de obtener una buena tajada de votos.
El primero es un hombre de noble profesión, con vocación de servicio, nacido en una familia de reconocida probidad; se dice congruente con sus principios, los que le inculcaron sus padres. Sus motivaciones idealistas para contender contrastan con el cruento mundo que ha quedado al paso de su partido en el poder.
Este candidato bebe agua, le gusta andar en bici, es capaz de reconocer méritos ajenos, incluso de sus contrincantes, y tiene una gran ventaja: ya fue Alcalde de esta ciudad y conoce sus problemas y su funcionamiento. Es cierto que inspira confianza, que su discurso claro y mesurado puede convencer, que no promete absurdos, que aparenta ser un hombre transparente pero, su ventaja se convierte en desventaja: por omisión también se “peca”, y su Administración no fue precisamente ejemplo de virtud.
Durante su función, sobraron los escándalos por corrupción en los que si bien no fue partícipe, puedo haberse hecho responsable y actuar en consecuencia: como le dictan los principios que dice defender. Esa incongruencia termina por decepcionar.
El segundo, apenas hace unos años era un completo desconocido. Muy centrado en el ambiente universitario o trabajando a la sombra, de pronto se nos presenta como “el mejor gestor de recursos”. Es sin duda un hombre inteligente, con estudios de postgrado en el extranjero, experiencia en política y gobierno, y una visión un poco más amplia del mundo que otros de sus compañeros de partido.
Sus propuestas están bien articuladas, las conoce al dedillo, y las plantea con soltura. No digo que sean viables, o que estén blindadas contra negocios sucios y corrupción; sólo digo que conoce su discurso. Es el de las cifras, las estadísticas y los porcentajes; el de los ambiciosos proyectos con los ambiciosos recursos que gestionará. Por eso, uno se da cuenta de que algo anda mal cuando se le escucha decir que “va a bajar el precio del mandado”. (Ni que fuera mamá Lucha y sus “precios contra las cuerdas”.)
Más allá de pensar que esa función no le corresponde, se reitera esa visión paternalista de que “estamos en el hoyo y no saldremos de él”, no habrá generación de empleos ni mejoras laborales. Es mejor que te resignes a que tu gobierno te consiga más barato el “jitomate para salsa” (léase, a punto de echarse a perder) porque con todo y gestión de recursos, tu futuro pinta pobre.
El candidato se mueve con un equipo numeroso. Que tantos lo acompañen deja entrever varias cosas: no tienen nada mejor qué hacer, o simplemente ¡están acostumbrados a cubrir muchos sueldos!, y sí esa será la tónica de llegar a ganar, tenemos un problema. A este candidato lo acompaña, por ejemplo, una asistente con escote pronunciado que reparte dossiers y sirve café, y no es que no me gusten los escotes o tenga yo alguna queja al respecto, al contrario, si hay un símbolo de “austeridad” es precisamente la falta de tela en el vestido; pero una nómina abultada jamás será símbolo de austeridad.
El tercero es el más difícil de interpretar. Es de esos personajes “ámame u ódiame” que a pocos deja indiferente. Tiene una carrera que sus detractores interpretan como veleidosa y orientada sólo a la búsqueda de poder, y que sus seguidores ven como la de un verdadero seguidor de sueños, persistente y tenaz. Fue Alcalde de Tlajomulco y sus electores lo calificaron un poco mejor que a sus vecinos de otros municipios en el mismo periodo. Fue el primer mexicano en someterse voluntariamente a un proceso de ratificación de mandato, y su conexión con la ciudadanía parece provenir de cosas nada racionales, sino de emociones y deseos. Deseos de cambio.
Escucharlo decir cosas como “Voy a ser el primero en denunciar irregularidades, incluso a alguien de mi propio equipo” y “si no puedo, me voy” pueden endulzar los oídos. Él tiene “esperanza”, ese bien intangible que los otros no han podido transmitir.
Las funciones de un Alcalde son realmente limitadas: tener la ciudad en orden, lo más limpia posible y funcionando, son apenas sus alcances realistas.
Saque usted sus propias conclusiones.
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