Por: Luis Enrique Morales Ruiz
Ejercer el periodismo se ha convertido en uno de los oficios más peligrosos y menos protegidos en México, ya que la gran mayoría de ataques contra los periodistas o a instalaciones de algunos medios de comunicación han quedado impunes. Según un informe de Reporteros Sin Fronteras, México es el país más peligroso para ejercer el periodismo.
El pasado seis de noviembre, un grupo de hombres armados incendiaron las instalaciones del diario El Buen Toro, de Veracruz. Este mismo percance ocurrió el martes 15 de noviembre en las instalaciones del diario El Siglo de Torreón, que además de ser incendiadas fueron baleadas por un grupo de tres personas que viajaban en un automóvil. Con este atentado, el periódico suma su segundo incidente que va del año y el segundo contra las instalaciones de un medio de comunicación, en menos de un mes.
Tan sólo en Coahuila, suman diez los ataques contra instalaciones de medios de comunicación de 2009 a la fecha, según el Observatorio de los Procesos de Comunicación Pública de la Violencia.
En este mismo mes desaparecieron en el estado de Zacatecas dos trabajadores del diario El Financiero, Osvaldo García y José de Jesús Ortiz. Hecho que se ha ligado con una presunta persecución de dos vehículos de la policía federal. Y que al igual que los ataques contra El Buen Toro y El Siglo de Torreón, hasta ahora no se ha resuelto nada.
Los constantes ataques impunes contra los medios de comunicación nos hace pensar que las autoridades tienen poca o nula voluntad para tomar medidas que resguarden a los periodistas. Además de que se deja al descubierto que hacen falta leyes que protejan la libertad de expresión y el derecho a la información en el país.
No sólo se ha maximizado los asesinatos a periodistas, también los internautas corren el mismo peligro. El pasado nueve de noviembre fue encontrado un cuerpo con las manos atadas y decapitado en Nueva Laredo, por haber denunciado las actividades de narcotraficantes. La víctima un internauta, conocido en la Red como “Rascatripas”, moderador de la red Nuevo Laredo en Vivo. En el cuerpo dejaron un mensaje que decía, “me pasó esto por no entender que no debo reportar en las redes sociales”.
Contra estos ataques han surgido pocas iniciativas, en Culiacán Sinaloa se presentó hace más de un año ante el Congreso Local la “Ley de Periodismo de Alto Riesgo”, con el propósito de garantizar el ejercicio de la labor periodística, que contempla elevar a nivel de delito grave las agresiones, el derecho a contar con un seguro de vida, y el derecho al secreto profesional, entre otros beneficios para los comunicadores. Sin embargo sólo se ha quedado en iniciativa y no ha sido aprobada.
Urge que se adopten medidas decisivas y oportunas para garantizar la seguridad de los periodistas o asignar presupuestos para los comunicadores asesinados, como existe en Colombia, el fondo para el Mecanismo de Prevención y Protección para los periodistas, con un fondo de 40 millones de dólares para los ataques contra comunicadores. Mientras no se diseñen estrategias para proteger al gremio periodístico, el crimen organizado seguirá atacando a los medios de comunicación.
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