Por: Ana Vicencio

“La cultura no vende”, repite Diego Mejía Picón en el título del artículo en el que habla sobre los suplementos culturales de Guadalajara y con el que colabora para el informe Medios de Comunicación y Derecho a la Información 2010 de Quid.

Las crisis económicas y la disminución de lectores han sido golpes fuertes a la prensa, pero particularmente en el periodismo cultural, el prejuicio de que la cultura no vende, aunado a la poca formación periodística, la pobre habilidad de los publicistas para vender en espacios culturales y la limitada visión de los editores y dueños de periódicos, han provocado la disminución de páginas dedicadas a la cultura en las últimas dos décadas.

El pobre contenido cultural en los diarios se ha mantenido por su capital simbólico pero ha dejado de ser una apuesta. Los diarios en Guadalajara editan un total de veinte suplementos, pero de ellos sólo tres están dedicados exclusivamente a la cultura: “Visor” de Milenio, “La Jornada Semanal” de La Jornada Jalisco y “Tapatío” de El Informador. Este último es el único que se edita y produce en la ciudad, es decir, el único suplemento cultural enteramente local.

Hasta hace tres décadas, en Guadalajara se distribuían suplementos culturales importantes como “La Cultura de Occidente” de la Organización Editorial Mexicana y posteriormente “Nostromo” de Siglo 21, el suplemento más completo y vanguardista de la historia reciente de Guadalajara, a opinión del periodista Francisco Arvizu, director en ese entonces de la sección cultural de El Financiero, distinguida por su crítica y su gran planilla de colaboradores.

Para Mejía Picón, un problema del periodismo cultural es que, centrado en las bellas artes, ignora la “cultura sumergida”, a la gente y al pasado.

Otro obstáculo de este tipo de periodismo ha sido la valoración de los lectores, y, por tanto, la dificultad de venta. En tiempos de crisis los suplementos menos redituables comercialmente son los que desaparecen. La falta de seriedad con que los diarios tapatíos miran el periodismo se demuestra con las extensas páginas de sociales frente al reducido contenido cultural.

“El cultural es un periodismo que subsiste en condiciones precarias, determinadas por el desinterés de los medios y la indiferencia de los lectores”, dice Mejía Picón.

lnternet ha permitido el desarrollo de contenidos culturales desde otra plataforma. Mientras algunos se mantienen escépticos y defienden al libro como la mejor forma cultural, y tras él el suplemente impreso, la realidad es que la competencia hacia la modernización, accesibilidad y legibilidad de los medios culturales obliga a que estos se adapten, como lo ha hecho la revista Replicante, enfocada en su versión en línea.

“En primera instancia un suplemento cultural debe contener lo que interese al lector y al periodista”, dice Mejía Picón. Debe contener tanto a las bellas artes como a la cultura en su contexto más amplio, permitir la reflexión, responder a la vida diaria pero también romper con ella, apunta.

Los periodistas tienen la misión de renovar el género y adecuarlo a los tiempos en que vivimos. Para ello, deberán buscar formas atractivas para presentar la información volteando a ver, por ejemplo, a las nuevas tecnologías.

Para leer el artículo completo consulta el Informe Quid 2010 en este sitio.