8 de noviembre – Reforma
Granados Chapa calificó su trabajo, de más de 50 años, como parte del patrimonio artístico e intelectual más valioso de México
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) reconoció la trayectoria del caricaturista Rogelio Naranjo, cuyo trabajo a ha estado enfocado a favor de la verdad, la justicia y con una alta inteligencia y calidad.
Así lo afirmó el Rector de la UNAM, José Narro Robles, quien previo a entregarle un diploma anunció que esta casa de estudio recibirá en donación 10 mil cartones del caricaturista michoacano.
En el reconocimiento, efectuado en el Anfiteatro Simón Bolívar del Colegio de San Ildefonso, participaron el analista político Miguel Ángel Granados Chapa, la escritora Elena Poniatowska y el caricaturista Antonio Helguera.
Poniatowska señaló que su trabajo elevó la caricatura a nivel de arte mayor y contribuyó a la tarea desacralizadora de la figura presidencial. Su dibujo político, dijo, mantuvo su capacidad crítica y de protesta.
Con sus cartones se juega la vida, “se acerca mucho al toro” pues sabe que su profesión es peligrosa en este País. Pero sus lectores, agregó Poniatowska son su valla protectora “para que siga bofeteando la faz de gobernadores, caciques, empresario, latifunditas y cortesanos”.
En tanto, Granados Chapa calificó su trabajo, de más de 50 años, como parte del patrimonio artístico e intelectual más valioso de México.
Antonio Helguera bromeó en torno al reconocimiento que debió haberse hecho en el hangar de la Policía Federal, para llamar la atención sobre el trabajo de Naranjo, o más bien del “Orange” o “Pozolero de Perivan”.
Señaló que debió presentársele como un hombre encargado de disolver a sus adversarios en tinta china y presentar los botecitos de ese mismo material que le fueron decomisados. Entre los cargos que debieron imputarle estarían el acopio de talento, el uso excesivo de humor; así como la asociación delictuosa de ideas y maltrato de animales.
Al acto asistieron también el periodista Julio Scherer, el senador Javier González Garza, así como Heberto Castillo hijo.
El caricaturista, quien sufre un problema ocular, se disculpó de no preparar un discurso, pues dijo que como no ve bien, los escritos se tornaban en caricaturas.
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