29 de octubre – Editorial Quid
Por: Rodrigo Chantaca
La transición a la televisión digital en México que había sido adelantada por un decreto del Presidente Felipe Calderón del 2021 al 2015 ha encontrado el primer obstáculo al ser detenida en la SCJN por la ministra Olga Sánchez Cordero.
La decisión fue tomada el día 21 de octubre y se derivó de una serie de juicios promovidos en la cámara de diputados y senadores en los cuales se cuestionaba que la decisión fuera del presidente y no de la Comisión Federal de Telecomunicaciones. El fallo fue aplaudido por algunos como Manlio Fabio Beltrones, presidente del Senado, quien afirma que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) tomó la decisión con “una lógica jurídica impecable”, y también fue cuestionado por otros como la misma Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT). Esta decisión ha tomado tintes de controversia ya que lo que se pelea no es la transición a la televisión digital sino que el Ejecutivo haya minado las facultades de la Cofetel, al parecer algo nunca antes visto en el país .
¿Qué es lo que nos estamos jugando? preguntan algunos; bueno pues la importancia radica en la función de la televisión digital. En el caso del país, como acostumbramos desde que llegó la televisión hace ya 60 años, seguiremos los pasos de los vecinos norteños, quienes en función del entretenimiento han logrado erigir una sociedad fundamentada en la revolución tecnológica y en el consumo de productos mediáticos. La digitalización, siguiendo este modelo, tendría como efecto la capacidad de ofrecer contenidos de gran calidad, alta definición e incluso interacción con los programas en la TV. Otra opción que existe es seguir un modelo que propicie la competencia y la pluralidad en el cual gracias a la televisión digital tendríamos acceso a más canales y por lo tanto más ofertas de contenido, es decir, liberarnos del duopolio mediático, tener más opciones de cultura, películas y programas independientes e incluso un mayor acceso para la participación en los medios. Sin embargo, a mi entender ésta es una idea que no va a durar ni un round contra la primera, porque como dicen las leyes de la oferta y la demanda, mientras se pida se entrega, por lo que si en México estamos acostumbrados a que la cultura es leer y leer nos da flojera, pues qué mejor que unos canales que se vean súper chidos como si viviera en Estados Unidos.
Nuestra labor social no sólo es recoger basura o no tirarla, usar menos agua o ser civiles con la gente en la calle y el vecino, nuestro trabajo para con la sociedad es mejorar las condiciones en las que la gente vive y se desenvuelve regularmente. ¿Cómo se logra esto? Una forma de contribuir puede ser a través de las telecomunicaciones, éstas promueven apertura, crítica, diálogo y hasta educan en algunas ocasiones. Debemos de buscar información, indagar y opinar con inteligencia y madurez, pedir un mejor futuro para el país y dejar atrás los años en los que Televisa y TV Azteca difunden un proyecto mediático de entretenimiento y diversión, en el cual no existe ninguna participación importante por parte de otro consorcio mediático. No hay que pensar mucho para darnos cuenta de que en México, al menos en cuestión de medios, sí necesitamos más competencia real y no como la del duopolio mexicano que se mantiene y se mantendrá vigente quién sabe hasta cuándo.
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