Acentos
Juan Gabriel Valencia
Con tres años y medio de retraso, el Presidente de la República, en lo personal, no el gobierno de la República, presenta su diagnóstico de la situación imperante en materia de inseguridad o su particular visión de la inseguridad. Más vale tarde que nunca.
La publicación del desplegado hace unos días ha dado lugar a observaciones y comentarios diversos. Basta revisar los textos válidos y pertinentes como, por ejemplo, los de las interrogantes que plantea Héctor Aguilar Camín en sus artículos en este diario o el artículo crítico y sólido del diputado David Penchyna, en el diario Reforma, (16/6/109).
Aguilar Camín ha argumentado inconsistencias y falta de información. Es cierto que en un espacio de 26 mil 523 caracteres, un poco más de 5 mil palabras, necesariamente al Presidente le falta espacio para abordar cuestiones relevantes vinculadas con el tema. Sin embargo, en este nivel de datos insuficientes, hay cuestiones que quizá al Presidente no le parezcan importantes, pero que son de obvia importancia: él y los spots de la Secretaría de Seguridad Pública Federal insisten en un número de detenidos implicados en el crimen organizado en una cifra superior a los 100 mil, durante este sexenio. Detenidos no significa nada. ¿Cuántos de esos han sido consignados? ¿Cuántos procesados? ¿Cuántos sentenciados? Esas son las cifras indicativas de la eficacia o de la ineficacia.
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