Gabriel Sosa / El Universal
El gobierno federal y el PAN decidieron no apoyarla en el último momento, pese a ser sus principales impulsores.
Desde un principio hubo un doble lenguaje. Mientras a los principales impulsores de la reforma el gobierno les decía que compartían su contenido, a la dirigencia de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión (CIRT) le aseguraban que no la respaldarían. El PAN, a su vez, rompía los acuerdos alcanzados en este tema con el PRD.
¿Por qué ese doble juego? ¿Fue una demostración de fuerza o de debilidad? ¿Sólo un boicot contra la reforma que impulsaba un sector del PRD con el PRI? ¿Qué intereses estuvieron en juego? ¿Qué se prometió o qué se negoció para no dictaminar por ahora la iniciativa?
Columna completa: El Universal – Columnas.
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