Román Revueltas Retes
No debiera reconocerlo —en mi condición de comprador compulsivo de gadgets, aparatos, software y otros artilugios— pero no hay nada lejanamente comparable a un lápiz y un cuaderno. Una buena mecanógrafa (ojo, feministas, estoy suponiendo, con descaro, que éste es oficio de mujeres), una buena mecanógrafa —repito— es capaz de teclear las palabras mucho más rápido de lo que yo puedo garrapatearlas en un papel. Pero, la diferencia es que puedo tomar apuntes en la jungla o en medio del desierto y ella necesita, de entrada, llevar su máquina de escribir (portátil, en el mejor de los casos o, ya entrados en el tema de las tecnologías modernas, una laptop muy sólida con decenas de baterías de repuesto).
Nota completa: http://impreso.milenio.com/node/8713824
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