“Mi oficio consiste en contar la historia”.
Un preso, Gerald Cornelius Elridge, se salvó por el camino y logró un aplazamiento de 90 días gracias a la apelación de su defensor. Otros dos, Danielle Simpson y Robert Lee Thompson, no tuvieron esa suerte, y eso que el gobernador Rick Perry tuvo en su mano poder conmutar la muerte de Thompson por la cadena perpetua.
Nota Completa:
http://www.elmundo.es/elmundo/2009/11/21/comunicacion/1258829079.html
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