Era el día del reencuentro del mejor primer ministro de los 150 años de historia italiana con sus electores-espectadores, y Silvio Berlusconi lo había preparado al milímetro. En una orgía de contraprogramación súbita y de impúdico conflicto de intereses, sendos directivos televisivos aceptaron cambiar de día sus programas políticos, RAI2 (Ballaró) y Canale 5 (Matrix), de forma que nada estorbara la cita de Il Cavaliere con su amigo Bruno Vespa, presentador de Porta a Porta.
onía a entregar en riguroso directo las llaves de las primeras casas construidas en Onna, el pueblo más afectado por el terremoto del 6 de abril, y todo estaba listo para tres horas de autopromoción del líder. La representación fue fluida, aunque resultó sospechosa la inclusión, añadida a última hora, de un anagrama de Protección Civil, órgano que depende de presidencia del Gobierno, sobre las cédulas originales de las casas, que en realidad han sido pagadas por la Cruz Roja y no por el Gobierno.
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http://www.elpais.com/articulo/internacional/television/da/espalda/Berlusconi/elpepuint/20090917elpepiint_9/Tes
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