ERZA Shabot/El Universal
Las estrategias mediáticas de los políticos son en muchos casos la causa de una victoria o derrota electoral
Las estrategias mediáticas de los políticos son en muchos casos la causa de una victoria o derrota electoral. El poder de los medios electrónicos para inclinar la balanza de la preferencia de los votantes a favor de uno u otro personaje es algo reconocido y, por lo tanto, vigilado por la autoridad.
Aparecer en televisión y en menor medida en la radio convierte al político en una estrella capaz de atraer simpatías si es que la campaña es manejada con profesionalismo y eficacia. Las limitaciones impuestas por la ley electoral para evitar que millones de pesos fluyeran a las arcas de las empresas de comunicación electrónica no lograron reducir el negocio de la política, sino que simplemente cambiaron la forma de operar.
Es este el caso del gobernador del estado de México, quien durante su campaña para la gubernatura hizo uso de estos instrumentos, y descubrió lo que una imagen joven y apuesta difundida masivamente puede generar en el terreno electoral.
Por ello consiguió establecer un acuerdo con Televisa para mantener su figura en los horarios de mayor audiencia, y con ello ampliar a nivel nacional ese perfil de político atractivo y galán. Además, recurrió a otro instrumento de difusión masiva a través de las revistas del corazón, en las que su vida privada se convirtió en un elemento eficaz para darse a conocer y aumentar su popularidad.
El resultado de la estrategia no podría haber sido mejor. Más de 80% de la población en el país lo conoce y expresa sobre él una opinión positiva. Además, haber barrido con el PAN y el PRD en la elección de julio fue otra muestra del éxito mediático.
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