El pozo de los deseos reprimidos
Álvaro Cueva (HEY)
Lo que está pasando en la telenovela “Mañana es para siempre” es un acto de absoluta irresponsabilidad porque justifica las acciones del crimen organizado en nuestro país.
Y que no nos vengan con el cuento de que sus villanos recibirán un impresionante castigo al final de esta historia porque en este melodrama seriado todos los personajes, buenos o malos, mienten, cambian de identidad, secuestran y pasan por encima de la ley.
Independientemente de que sí es una imprudencia tratar de divertir al público con el tema del secuestro mientras las noticias hablan de Florence Cassez y la realidad nos mantiene aterrorizados, alguna autoridad debería intervenir en este caso.
¿Por qué? Porque “Mañana es para siempre” desinforma al pueblo de México sobre el tema del secuestro.
Ninguno de sus personajes, ninguno, hace lo que nuestras autoridades piden que se haga cuando se enfrentan este tipo de situaciones y, peor tantito, el súper galán heroico de esta emisión, el más bueno de la telenovela, hace… ¡Un pacto con la secuestradora!
Y luego esos libretos está tan mal editados que en una escena el señor afirma contundentemente que hizo un pacto con la villana y a la siguiente, pues que fíjate que siempre no, que está fingiendo.
¿Se finge o no se finge ante el crimen organizado? ¿Qué es fingir? ¿Permitir que los secuestradores se salgan con la suya? Entonces no se está fingiendo, se está apoyando al delito.
¡Aguas! “Mañana es para siempre” tiene mucho éxito, pero está muy mal y esto que le estoy mencionando es sólo una parte de todo lo nocivo que le podría escribir de ella.
¡Qué vergüenza! Como la de la más reciente temporada de “Desperate housewives” que se está transmitiendo los miércoles a las 22:00 por Sony.
Sí, reconozco que esta serie tiene millones de fanáticos en todo el mundo y que sus responsables mueven tantos hilos por semana que el resultado es muy atractivo, pero no nos hagamos tontos, “Desperate housewives 5” es un fraude.
Sus recursos literarios son peores que los de las telenovelas más baratas, su sentido del humor se está volviendo cada vez más chafa y lo más asqueroso de todo es la manera como sus responsables han traicionado sus propuestas originales.
“Desperate housewives” era una serie con la que las señoras casadas del siglo XXI se podían identificar. Por un lado estaba una mujer que había renunciado a su carrera para dedicarse al hogar. Por el otro, una chica hermosa que vivía atrapada en una jaula de oro.
Por allá, el caso de una señora que canalizaba sus frustraciones haciéndose la perfecta. Y por acá, el de una chava que todavía creía en el amor.
A estas alturas del partido ninguna de las mujeres de “Desperate housewives” tiene que ver con lo que era, todas están atrapadas en enredos inverosímiles y ya se les olvidó el por qué de la serie.
Ninguna persona en sus cinco sentidos puede decir hoy que se identifica con alguno de los personajes de “Desperate housewives” como antes. Ninguna. ¡Qué mal!
Por último, quisiera hacerle una recomendación para estos días. Aunque ya casi nadie lo recuerde, estamos en Semana Santa, y Semana Santa no sólo es pachanga, también es tiempo de reflexión.
Luche por ver las películas de contenido bíblico que muchos canales están programando en sus frecuencias en estos días, especialmente el ciclo que a partir de mañana y hasta el sábado, a las 15:30 horas, va a tener TCM con cintas como “El rey de reyes” y “Barrabás”.
Los señores de TCM son unos genios de la programación, respetan al máximo los tiempos y los doblajes originales de sus películas, y todo lo que hacen, lo hacen bien.
Este mes de abril, por ejemplo, están sacando un ciclo titulado “30 noches, 30 estrellas” con algunas de las películas más maravillosas (y difíciles de ver) de todos los tiempos, pero organizadas por estrellas.
No sabe usted qué cosa tan más espectacular. Una noche pasan dos cintas de Doris Day. Otra, dos de John Wayne, de Laurence Oliver o de Michael Caine.
Hoy, por mencionarle sólo una caso, a partir de las 21:00 horas, van a transmitir dos megaclásicos de Rita Hayworth (“Gilda” y “Sombras del mal”) y no verlos sería un pecado, especialmente cuando en la mayoría del resto de las pantallas caseras las cosas están tan mal. ¿A poco no?
acueva@milenio.com
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