Alertan periodistas de la presión y riesgo por crimen organizado en México
Ana Cristina Enríquez / Especial
Nueva York, Estados Unidos (17 de octubre de 2008).- La periodista mexicana Carmen Aristegui denunció ayer al crimen organizado y a la estructura legal de los medios de comunicación electrónicos nacionales como los principales factores que afectan la libertad de expresión, y por consecuencia, la democracia.
Aristegui, ganadora del Premio Cabot 2008 que otorga la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en esta ciudad, fue invitada como panelista a un evento enfocado en el peligro que enfrentan los periodistas mexicanos ante el narcotráfico, realizado paralelamente a la entrega de esta presea.
Junto con Aristegui también fueron galardonados Gustavo Sierra, editor de política internacional para el diario Clarín (Argentina); Michael Smith, corresponsal para Bloomberg Markets, y Sam Quiñones, periodista del diario Los Angeles Times.
Acompañada de periodistas mexicanos, de corresponsales internacionales, así como de directivos de distintos medios de comunicación nacionales y diferentes personalidades de la academia, Aristegui señaló que el espectro de afectaciones que hay en el país contra la actividad periodística pueden involucrar al más poderoso de los medios de comunicación hasta el último de los trabajadores de la prensa en algún lugar del país.
“Es notable que la Universidad de Columbia haya decidido precisamente organizar este foro, que junto con las Comisiones Internacionales que han acudido a México nos habla de la preocupación en algún ámbito del espacio internacional sobre lo que ocurre en México”, afirmó.
La periodista hizo hincapié principalmente de la amenaza que sufre la prensa local que está en la “línea de fuego”.
“Es la parte probablemente más vulnerable, la que tiene menos capacidad de llevar a cabo su tarea, precisamente por la fragilidad de su condición, en términos de una estructura de poder que puede estar coludida con la propia organización criminal”, dijo.
Tras el almuerzo que sostuvieron los participantes, Alejandro Junco, director general y presidente de GRUPO REFORMA, dirigió unas palabras en torno al tema central de la jornada que terminaron en un espacio de reflexión por parte de la audiencia.
Haciendo mención de la actual crisis financiera que enfrenta Estados Unidos y diciendo a los presentes que quizás crean que no puede haber nada peor, Junco hizo un recuento de lo que sucede actualmente en México.
“Las cosas pueden ser peor cuando jóvenes son secuestrados o asesinados por personas que conducen autos de Policía o que tienen placas y pistolas de policía; pueden ser peor cuando niños de cinco años pintan escenas coloridas de ejecuciones, no de perritos o nubes; pueden ser peor cuando granadas entran en las redacciones”.
Alejandro Junco aseguró que hoy los periodistas mexicanos se encuentran bajo amenaza.
“La amenaza no viene de negocios, no viene de los políticos, no viene de la Corte, no de los adversarios que hemos tenido en nuestro camino durante décadas, nos encontramos ahora bajo la amenaza de los capos del narcotráfico y de los criminales, y mientras más exponemos sus actividades con más fuerza responden”, dijo.
Destacó además el fracaso en el combate a los delincuentes.
“En mi País se puede fracasar más rápidamente cuando se emprende un negocio, que en el crimen organizado. El 75 por ciento de los negocios que se abren mueren dentro de los 2 primeros años. El 80 por ciento se van dentro de los primeros 3 años. El 90 por ciento para el final de la primera década.
“En contraste, el riesgo de fracasar como criminal, más allá de la muerte, es bastante bajo. Sólo 5 por ciento de los crímenes se reportan; de esos sólo 15 por ciento de las víctimas presenta cargos y sólo 1, muy desafortunado criminal, de cada 100 va a prisión”, señaló.
Junco resaltó su labor como periodista.
“En todo el tiempo que he sido periodista, nunca he dejado de creer que la edición de mañana podrá traer mejores noticias, sin importar cuan desalentadoras pueden ser las historias hoy. He visto muchas veces la capacidad que tienen los seres humanos de hacer de cada nuevo día, un mejor día y me he convencido de que siempre hay esperanza.
“Nosotros somos, todos, miembros de una comunidad, y no hay una sola comunidad en el mundo que no pueda estar mejor protegida por un buen periódico que se atreve a hablar. Señoras y señores, no hay ni un solo criminal vivo que pueda asustarnos para silenciarnos”, concluyó.
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